1. 39.5 Volver a empezar


    Fecha: 27/04/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... Gonzalo ahora era mío y yo de él, pero no me apetecía ni resultaba agradable herir a Nico, Ray y Rafael, no resultaba tan fácil y necesitaba tiempo para ir dejando todo arreglado, con suavidad, sin causar dolor innecesario, se trataba de mis amigos que tanto habían hecho por mí cuando los necesité.
    
    No era mi idea tener una cita semanal con cada uno de ellos, solamente quería que supieran que seguíamos siendo amigos, que si me necesitaban estaría con ellos, que lo que habíamos hecho estaba bien, no me arrepentía de nada y volvería a hacerlo si ellos lo necesitaban.
    
    Domingo
    
    Cuando desperté Gonzalo estaba a mi lado desnudo, mirando hacia el techo de la habitación.
    
    Miré la hora, era muy tarde, las once de la mañana, él se había quedado observándome.
    
    -Buenos días amor, tenías que haberme despertado.
    
    -Estabas tan bello dormido y hace poco que me he abierto los ojos, ¡hola!, amor. –llegó hasta mi para besarme con ternura.
    
    -Gonzalo, estas muy delgado, quiero que me prometas que te cuidarás. –dejo deslizar mi mano por las costillas que se le marcan.
    
    -Claro que voy a cuidarme, para ti amor mío, quiero estar mucho tiempo a tu lado.
    
    -¿Ha estado bien lo que hemos hecho? -yo estoy satisfecho, pero quiero saber lo que siente él.
    
    -¿Lo dices por Ál? -afirmo con la cabeza.
    
    -No tienes que preocuparte por eso. Después de Navidad nos dijeron, casi con exactitud, cuándo y cómo iba a ser el final y él lo sabía, siempre quiso conocer todo el desarrollo de su ...
    ... enfermedad.
    
    -Pero… -colocó un dedo en mi boca para que callara.
    
    -Déjame seguir, no me interrumpas. Cuando volvimos a Londres después de Navidad tuvimos el resultado definitivo, y supimos que quedaban poquísimas esperanzas de que respondiera a los tratamientos…, cambió de carácter, se hizo hasta agresivo consigo mismo e intento suicidarse, por ese motivo lo llevé a la casa de mis abuelos, para poder vigilarle.
    
    -Ya no era el Ál que tú conociste, me odiaba a mí, odiaba a mis abuelos, se quejaba de su suerte, ¿por qué tenía que morir él siendo tan joven?, estando mis abuelos que tenían que haberse marchado antes.
    
    -Debe de ser un proceso normal en esos momentos según nos dijeron los médicos, que no debíamos tenerlo en cuenta porque no era él el que hablaba, resultó muy penoso y creo que era él, a pesar de todo, el que peor lo pasaba.
    
    -No sé cómo hicieron los médicos y psicólogos para que, de alguna manera, fuera aceptando su realidad.
    
    -Dos semanas antes de que tú llegaras estuvimos hablando, entonces tampoco era muy fácil hablar con él y estaba todo el tiempo sedado.
    
    -Quería pedirte perdón por el daño que te había causado. –le interrumpí, aunque solo formulé la pregunta.
    
    -¿A mí? Ál nunca me ha hecho mal alguno. –me miraba con tristeza.
    
    -Sabía que yo te amaba. Cuando comenzaste en el colegio a los dieciséis años con nosotros, y dejé de prestarle la atención que el requería lo supo, toda la gente que me rodeaba lo sabía menos yo, y luchó con todas sus fuerzas para ...
«12...5678»