Alicia 23/25
Fecha: 27/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues
... conchita recién lengüeteada y aún recordando que le había dolido cuando yo se la enterré en el culito. . Apenas Alicia finalizó su relato, se giró aun ensartada en mi dedo que no abandonaba su colita y metiendo la cabeza entre mis piernas se engullo la barra de carne, al menos se acordaba de mi sufriente espera. Le quedaban a la vista mis peludas nalgas y entrecortadamente farfulló que se había olvidado de rasurar esa parte, su dedito buscaba dónde entrar y por suerte pude apretar fuerte los músculos que evitaban la intrusión. Como la buena hijita que era, se tomó todo el biberón y hubiese pedido otro si no fuese que la calmé con dos dedos haciéndole un candadito, esos agujeritos de mi reina ya estaban aceptando juegos mayores. Esa noche, luego de cenar y acomodados en nuestro sillón, me comentó que se había hecho muy amiga de Martita. La mención de la rubia muñequita hizo despertar mi muñequito, esperaba que Alicia lo agarrase para jugar pero se hacía la distraída. Dijo que hablaron mucho y que nuevamente la había invitado a almorzar. Yo imaginaba que otra vez la sedaría para hacerle cosas más graves. A la mañana siguiente mientras caminábamos de la mano hacia el colegio, me pidió que la vaya a buscar a la salida ya que era un agradable timbre el que anunciaba esa salida. Mientras trabajaba estaba sonriendo, me sentía contento por Margarita que estaba logrando su cometido, me sentía contento por ver a esa nena rubia que vendría en un rato. Impaciente, me fui un rato antes a ...
... buscar a mi nena. Miraba con otros ojos a esa bandada de colegiales que se arremolinaban riendo. Muchas de esas niñas tendrían sus historias privadas, tendrían sus amigos especiales que no podían mencionar. Trataba de descubrir cuáles serían las protagonistas de esas candentes historias que aveces leía en una página de Internet. Se llamaba eduardoso o pedrobear o alguna combinación de palabras que no recordaba. No era importante el nombre del site, lo que destacaba eran esas historias que relataban las nenas, cada una desde su punto de vista percibía su historia haciéndola diferente. Tenían en común que eran amadas por hombres mayores, que vivían una relación prohibida en una sociedad que no lograba comprender lo maravilloso de esas tiernas sensaciones. No era el sexo explícito y directo que buscamos las parejas adultas, era un creciente oleaje que permitía crecer a esos corazoncitos para integrase al universo lleno de amor. Miraba esas colegialas imaginándolas sentaditas a escondidas frente a la pantalla, bebiendo esas nutritivas letras que alimentaban sus ansias de escribir también, de plasmar en palabras el torbellino que las atormentaba de noche cuando debían calmarse la picazón entre las piernitas. Estaba cavilando esas cosas cuando se asomó por la puerta el grupo conocido, mi reinita y Mary escoltaban a la rubia muñequita, la tenían en el centro y la apretaban jugando. Mientras despedía a Mary no lograba sacar los ojos del angelito rubio, la saludé con un beso en ambas ...