Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas
Fecha: 30/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos
Una tarde como cualquier otra decidí pasarme por el departamento de María José, mi novia de ese entonces y a quien yo de cariño llamaba Majo. Camino a su departamento le compré unas flores y una botella de vino. Planeaba llegar de sorpresa y pasar una tarde, y quizás noche, tranquila en su departamento.
Cuando empezamos a salir los dos teníamos 20 años. El primer año de relación fue algo de lo habitual, mucho cariño y amor en un principio y luego peleas ocasionales, pero sin perder nunca la pasión por el otro. Debo confesarles la verdad, Majo no era la mujer más atractiva que existe, ni está, ni estará cerca de serlo. Tenía una cara preciosa, muy finita, de ojos grandes y de un verde intenso, como una botella deSprite. Una nariz elegante, fina, como mandada a tallar; sus labios no eran ni gruesos ni delgados, estaban en un punto medio en lo que refiere al tamaño, pero siempre lucían de un hermoso color rosado. Su sonrisa era perfecta; su pelo era largo, negro, liso y sedoso, contrastaba perfectamente con su rostro.
Hasta ahí todo perfecto con su apariencia, pero solo bastaba con bajar un poco la mirada para decepcionarse. Majo era excesivamente delgada, difícilmente superaría los 40, o como mucho, los 42 kilos. Sus senos eran dos pequeñas pelotitas decoradas a la perfección con esos pezones rosas. Por su extrema delgadez su cintura no lucía tan bien como debería, debido a sus pequeñas caderas no alcanzaba a notarse la linda curva de su cintura. Su abdomen era plano y ...
... marcado, el mejor atributo de todo su cuerpo. Sus piernas eran dos delgados tubos que para muchos de mis amigos solo generaban lástima; a mí, por el contrario, me calentaban; debo decirles que me calientan casi todas las mujeres, pero tengo una extraña fijación con las flacas.
Pero todas las carencias que tenía Majo en su cuerpo las equilibraba con su forma de coger. Era una mujer muy caliente, su apetito sexual se equipara en tamaño con el Everest. Además, tenía dos grandes ventajas, ante ese cuerpo que fue pocamente dotado por la naturaleza, al ser tan delgada, su concha se hacía tremendamente apretada; lo hermoso de su rostro y lo expresivo de sus ojos generaban una obsesión por mirarla al rostro cuando la cogía, el placer reflejado en su cara era casi imposible de encontrar en cualquier otro rostro.
Toqué el timbre de su departamento y fue ella misma quien me atendió. Me hizo pasar, nos saludamos con un gran beso, charlamos por un rato. Para esa época Majo vivía con sus padres, su hermana menor y una de sus hermanas mayores, la otra vivía en su propio departamento. Entre todas tenían un gran parecido, menos la que no vivía allí. Esa tarde estaban en casa sus padres y su hermana menor; se alistaban para salir de viaje, Majo no iría porque implicaría invitarme y como yo había llegado por sorpresa quedaba en el olvido la idea de hacerlo. A última hora Esperanza, la hermana menor, dijo a sus padres que se sentía mal, que tenía un fuerte dolor de estómago, por lo que ...