1. Mi primo y yo


    Fecha: 03/05/2018, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... le metían el pene a las mujeres por atrás Aquella idea era aterradora. No había escuchado de eso. Solamente pude voltearme, y bajé mis shorts junto con mi calzón. El me puso boca abajo y se montó en mí. Primero empezó a pasar su pene entre mis gluteos, lo cual era excitante. Así estuvo durante un momento hasta que se escupió la mano y ensalivó su miembro. Lo metió con dificultad, pero al final lo metió. Dolió demasiado, así que le dije que se detuviera. Pero él era demasiado abusivo, así que lo metió con fuerza y yo me puse a llorar en silencio, después siguió derramando saliva entre mis nalgas, hasta que se hacía una costumbre el mete y saca de su verga. Su casi grave voz me hablaba al oído diciéndome que se sentía bien. Cuando terminó, sentí el líquido correr dentro de mí. Sacó su pene y lo demás cayó en mi espalda baja. En ese momento yo ya había logrado el orgasmo al rozar mi pene con las cobijas. Estabamos sudando, pero más él, que se recostó en mi espalda, mientras aún movía su pene entre mis nalgas. Después de eso, se subió el calzón y el pijama y se fue a su lugar de la cama, durmiéndose. No nos hablamos. Yo quise hacer lo mismo, pero quería quitarme lo que me había dejado en la espalda, así que me quité la playera y fui al baño. El líquido era como jabón transparente. Pegajoso. Me lo quité y después me fui a acostar, seguí tocándole el pene por encima del pijama, lo cual me gustaba más. Así tuvimos sexo por varias veces. El era demasiado inmaduro, por lo que una vez ...
    ... se orinó en mi boca y yo escupí, largandome al baño. Actualmente, el tiene 19 años y yo 18. Se vino a vivir con nosotros a los 15, por problemas familiares. Obviamente dejamos de hacer eso cuando él cumplió 14 y él empezaba a tener más novias. Lo hubieran visto en secundaria, con su uniforme y su cuerpo tan justo y sexy. Me prendía ver el paquetote que tenía el cual no le importaba mostrar. Me daban tantas ganas de tocarlo, hasta que un día llegó de la escuela (el iba en la tarde, así que llegaba de noche) Se recostó y se durmió con el uniforme. Ya cuando empezó a roncar, le toqué el paquete por encima del pants y después intenté bajarlo un poco, para descubir su verga acomodada hacia arriba por debajo del bóxer rojo que llevaba. Lo olí y olía tan rico como la primera vez. Ese aroma era único de él. Cuando quise bajarle el bóxer se movió, entonces me fui. En otra ocasión, ya cuando él era más grande, tal vez él tenía ya 17 años, todo un hombre joven. Era el sueño de cualquier mujer puta, y eso me ponía caliente. Deseaba que me violara con toda su brutalidad. Su voz se había hecho tan grave que a veces me ponía erecto de escucharlo. Su grande espalda y su vello que le comenzaba a crecer en el abdomen. En ese tiempo el era un desorden de persona. Su hombría era enorme, hablaba de las mujeres como si fueran muñecas sexuales. —Ojalá yo fuera mujer, para que me tratara como una— En algún momento de sus 17 años, llegó borracho, o drogado, no recuerdo. Pero se acostó en el sillón y ...