1. De cómo Tina rompió con Lucía


    Fecha: 06/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: KimT, Fuente: CuentoRelatos

    ... reprendí─. Simplemente, estabas enamorada.
    
    ─¿Y qué diferencia hay entre ser estúpida y estar enamorada? ─preguntó amargamente─. Ahora veo claro que nunca tuvo la menor intención de salir del armario y que lo único que quería era jugar conmigo... ¡Me sentí tan despreciada...!
    
    Suspiré, un poco desalentada. A Tina iba a costarle superar lo de Lucía más de lo que yo pensaba.
    
    ─Sí, estúpida, eso es lo que fui ─volvió a recalcar mientras volvía a abrazarme y a recostar su cabeza en mi pecho─, y si no llega a ser por las chicas...
    
    Hacía unos meses que estaba introducida en el grupo de chicas y se podía decir que ya era una de ellas, pero al principio me sorprendió ver cómo entre ellas se defendían unas a otras a muerte. El precio que se tenía que pagar por estar en el grupo era que podían ser un poco invasivas y que había que serles leal.
    
    ─¿Qué te dijeron? ─pregunté tras otro largo silencio.
    
    ─A ellas ya hacía tiempo que esa relación les olía mal y no dejaban de decírmelo, pero yo no quería escucharlas. Al final, viendo que hasta mi carácter empezaba a cambiar, me llamaron al orden y no me dejaron hasta que me hicieron ver que Lucía no iba a salir del armario por mucho que yo esperara.
    
    Tina volvió a callar. Imaginé que estaba reviviendo aquél momento y respeté su silencio. Poco después volvió a desasirse de mí y a mirarme de frente.
    
    ─Marta ─continuó Tina, que siempre que se pone seria me llama por mi nombre─, no creas que no me doy cuenta que te gustaría que ...
    ... nuestra amistad se convirtiera en algo más. Por mi parte, te diré que eres una chica dulce y maravillosa, y que sabe Dios que me gustaría estar contigo para siempre, pero no sé si alguna vez voy a poder confiar enteramente en alguien tanto como para entregarle mi corazón.
    
    Aquella frase me desmoralizó todavía más, pero no estaba dispuesta a arrojar la toalla. Tuve muy claro que, si Tina y yo habíamos de tener un futuro, debía ser yo la que tenía que ofrecerme incondicionalmente.
    
    ─Bueno ─dije, suavemente─, yo sí te entrego mi corazón, Ratoncito, para que hagas lo que quieras con él.
    
    Sonrió, no sé si por la candidez de mi frase, o ante mi insistencia en llamarla Ratoncito.
    
    ─Eres un ángel, Marta, solo espero poder corresponderte algún día.
    
    ─¡Esperaré! ─le aseguré.
    
    ─¡Vale! ─exclamó─, pero mientras tanto, Chiquita, quiero que me hagas un favor.
    
    ─Lo que tú quieras, cielo.
    
    ─Cuando, en el local donde vamos a bailar y a tomar copas, alguna te invite a tomar algo y quiera hablar contigo, quiero que aceptes. Necesitas conocer a gente nueva y abrirte un poco, cariño.
    
    Torcí mi boca con desagrado.
    
    ─No quiero tomar copas con nadie, Tina, os tengo a ti y a las chicas.
    
    ─Somos un grupo muy cerrado y te vendrá bien hablar con gente diferente.
    
    Miré a Tina, enfurruñada.
    
    ─No me mires así, Chiquita ─dijo Tina─. ¿Acaso no has visto cómo te miran las chicas que pululan por el local? ¡Te devoran con su mirada!
    
    ─¡Ya sé cómo me miran, tengo ojos! ─respondí─, pero ...