1. Diario de un prisionero I: el primer contacto


    Fecha: 09/05/2018, Categorías: Gays Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos

    ... verdadero amigo que era. Mis padres son grandes ejecutivos de una gran empresa y casi siempre se van antes de que me despierte y vuelven cuando ya me he acostado, por lo que mi contacto familiar es con Ana, la nana, y Sergio, su hijo; son como una segunda madre y el hermano que mis padres no quisieron darme.
    
    En fin, que me acosté y, de repente, Sergio vino a despertarme, me dijo que habías venido, que querías verme, miré a mi alrededor hasta que encontré el reloj despertador de mi mesilla de noche: 04:30 a.m. era la hora que indicaba. No sabía qué hacías en casa tan temprano, pero estabas aquí y era todo lo que me importaba, me desperecé y le pedí a Sergio que te hiciera subir.
    
    Subiste a mi habitación y Sergio se desapareció, dejándonos solos, y tú fuiste muy directo, te abalanzaste sobre mí y mientras me estrechabas entre tus brazos me dijiste que me amabas, luego me besaste, mi primer beso, no podía creerlo, mi primer beso, te lo llevaste, pero no fue robado, te lo di con todo mi corazón, fue una sensación maravillosa, sentía la electricidad recorrer todo mi cuerpo, electricidad surgida de ese beso, un beso de amor. Pronto estábamos desnudos y pude admirar tu bello cuerpo esculpido en mármol, ese cuerpo que casi detuvo mi corazón y que ciertamente me cortó la respiración. Yo estaba un poco apenado por mi físico, sin embargo, pareció no importarte, empezaste a besarme y a decirme al oído cuánto me amabas, un momento mágico, te amaba y tú a mí, podría haber estado así ...
    ... todo el día, pero pronto noté nuestros penes duros reclamando atención, tú también los notaste y pronto estaba tu boca bajando por mi cuello y buscando mis tetillas, allí te entretuviste un rato y luego seguiste bajando por mi abdomen, hasta que llegaste a mi virgen polla que estaba a un roce de hacerme llegar al clímax…
    
    Tú también te diste cuenta de ello y volviste a mi boca, dejando mi pene momentáneamente desatendido hasta que se me puso casi flácido, pero supiste volver en el momento oportuno, justo cuando mi polla empezaba a dormirse, tu boca volvió presurosa a ella y empezaste a comerte mi glande, sabías como ponerme a mil, conocías mi cuerpo mejor que yo y sabías como disfrutarlo mientras me hacías tocar el cielo con las manos. Pero esta vez no te detuviste, con tan solo comerte mi capuchón me hiciste acabar, acabé en tu boca y no pusiste reparo alguno en bebértelo todo, luego me besaste, dándome a probar los restos de semen en tu boca, tu esencia y la mía unidas, no creí que hubiera mayor placer. De nuevo me equivocaba, me pediste que me acostara boca arriba y que abriera las piernas. Pronto tu curiosa boca se abrió paso hacia mi expuesto culito, depositaste tanta saliva cómo pudiste en mi agujero, mientras me lo comías un dedo quiso unirse a la fiesta y trató de dilatar mi ano, cuando hubo cumplido su misión, otro dedo se unió al festín y terminó de prepararme el hoyito para lo que venía.
    
    Me dijiste que también era tu primera vez y que querías que fuera especial ...
«1234...»