1. Desafío de galaxias (capitulo 75)


    Fecha: 10/05/2018, Categorías: No Consentido Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... galaxia, ¡y en el Sector 26 nada menos!, no es un parque de atracciones. Y seguro que Torres piensa igual lo que pasa es que él no va a abrir la boca.
    
    —¡Cuidado que es boba! ¿y eso no me lo puede decir ella?, ¡joder con el guerrero místico!
    
    —A pesar de que ella, y Bertil también, sienten devoción por ti, en el fondo los intimidas un poco.
    
    —¡Coño con que los intimido, pero si los quiero un huevo!
    
    —Ya lo se…
    
    —Pues por el momento se tienen que quedar. ¿Qué hora es allí?
    
    —Ahora mismo están embarcados, y… están en periodo nocturno, —respondió Hirell después de consultar su tableta.
    
    —Organízame un videoenlace con los dos a la vez, pero cuándo entren en periodo de mañana: tengo planes para ellos.
    
    —Por cierto, ¿no os parece raro que Oriyan no este incordiando por aquí? —preguntó Marión.
    
    —¿Por qué lo dices?
    
    —Porque es posible que ella quiera dirigir las operaciones en Faralia.
    
    —Ese es un tema que ya lo hablamos hace tiempo, —respondió Marisol— todas las operaciones, hasta Próxima Tambedris, eran suyas, pero Faralia es mía. Quiero que todos los que han estado conmigo durante la guerra, estén a mi lado en Faralia, y eso incluye a Pulqui y a Torres.
    
    —¡Guay! —exclamó Anahis— voy a ir afilando la espada.
    
    —Manda afilar también la mía.
    
    Después de una negociación que duró casi un mes, se decidió que las conversaciones de paz tendrían lugar en el mismo Faralia, y los bulban no aseguraban la participación del líder, mientras no participara, ...
    ... personalmente, el presidente Fiakro, que por otro lado, lógicamente, estaba descartado. Mientras se desarrollaban las conversaciones, por orden de Marisol, Pulqueria y Torres se dedicaron a recorrer los sistemas exteriores que todavía tenían presencia bulban. Como la flota federal no podía acercarse a esos enclaves, grupos negociadores del cónsul Dreiz, a bordo de sus propias naves, fueron visitando los enclaves con muy buenos resultados. Poco a poco, los sistemas fueron deponiendo las armas, y a bordo de transportes los abandonaron rumbo a los sistemas cercanos a Manixa, controlados por el Mundo Bulban. Solo dos permanecieron fieles al líder, en la creencia de que este negociaría una solución.
    
    Marisol estaba de mal humor. Dedicada en exclusiva a diseñar las operaciones para el asalto a Faralia, estaba en un callejón sin salida. La operación terrestre la tenía muy adelantada, solo a falta de que la Inteligencia Militar, concretara la cuantía y la ubicación de las fuerzas del líder. La operación naval era otra cosa: no encontraba la forma de contrarrestar la abrumadora presencia naval enemiga, tanto, en cualquier nivel de la órbita, como en sus proximidades.
    
    —Sabes que tienes naves de donde tirar para equilibrar un poco la situación, —dijo Loewen que había pasado por Mandoria.
    
    —Lo sé, pero no me gusta la idea.
    
    —Mira Marisol, no te encabezones, aun llevando a toda la flota a Faralia, nos superan diez a uno. Además, si no me falla la memoria, nos quedan un par de gravitónes: ni ...
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