1. Desafío de galaxias (capitulo 75)


    Fecha: 10/05/2018, Categorías: No Consentido Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... podría intervenir nuestra infantería, en ayudar a proteger a los civiles que vayan quedando en el lado federal.
    
    —Mi idea es ir sacándolos del planeta…
    
    —Podemos proporcionar transportes, no seria problema.
    
    —De acuerdo, déjenme meditar sobre esa cuestión. En cuanto a la flota…
    
    —Con la flota hay un problema mi señora, —la interrumpió el cónsul Dreiz—. Como ya sabe, en el Mundo Bulban los máximos cargos militares son cónsules y comandantes de naves. Por cuestiones obvias de afinidad con el líder no hay pretores.
    
    —Sí, lo sé.
    
    —No tenemos a nadie con experiencia suficiente para manejar una gran cantidad de naves: de eso, se encargaban precisamente los pretores.
    
    —Entiendo.
    
    —La cuestión es, que aunque le aseguro que la flota es leal, no se vería con buenos ojos estar a las ordenes directas de almirantes federales.
    
    —Pero, en la liberación de los sistemas de Manixa, ustedes utilizaron movimientos de flota.
    
    —Eso no es exacto mi señora, recuerde que hubo naves federales cómo observadores en nuestra flota: tengo que reconocer que el diálogo con sus capitanes fue discreto, pero constante.
    
    —Ya veo.
    
    —Es posible que yo tenga una solución, —intervino Loewen. Todos la miraron con cierta expectación—. Como todos saben, tenemos un grupo de pretores, unos doscientos, que están aislados en un campo de detención especial en el Sector 48, pero hay dos que están aparte.
    
    —¿Los que rindieron las tropas en Próxima Tambedris? —preguntó Marisol.
    
    —Así ...
    ... es.
    
    —Ningún pretor querrá colaborar en esto, ni siquiera ellos, —afirmó un triunviro.
    
    —Se lo podemos preguntar, no perdemos nada. Son dos tipos muy… normales.
    
    —De acuerdo, —dijo Marisol, y mirando a los triunviros añadió—. Si a ustedes les parece bien.
    
    —Tal vez seria bueno que usted y uno de nosotros hablaran con ellos, —propuso el triunviro— para ver como reaccionan ante un inferior, que ahora es un superior: ya me entiende.
    
    —Me parece bien, —y mirando a Loewen añadió— manda traerlos ¿Cuánto tardaran en llegar?
    
    —En media hora pueden estar aquí, —respondió Loewen sonriendo— ya los hice venir.
    
    —Pues entonces… —dijo el cónsul Dreiz cuándo todos reaccionaron después de la sorpresa.
    
    —De acuerdo, en media hora, y preferiría que fuera usted Dreiz, si sus compañeros no tienen inconveniente.
    
    —Sin problemas.
    
    —Tráelos.
    
    Algo más de media hora después, los dos pretores bulban entraban en la sala de reuniones. Vestían ropa militar federal e iban escoltados por seis policías militares. Marisol, Dreiz y Loewen, se levantaron y se aproximaron a ellos. Marisol se situó ante ellos y los tres se observaron detenidamente; los dos pretores le sacaban una cabeza a Marisol.
    
    —General Martín, es un honor poder saludarla, —dijo Trens con su profunda voz.
    
    —Para mi también general, —dijo Hoz.
    
    —Buenos días, —dijo muy seria Marisol al tiempo que hacia el saludo militar— Ya conocen a la gobernadora Loewen y les presento al cónsul Dreiz, miembro del triunvirato de gobierno del ...
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