La historia de Ángel, solo era un muchacho (28)
Fecha: 13/05/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Cenamos en una de las cafeterías del mismo hotel, una cena ligera un poco mas abundante para ellos, y luego subimos a la habitación para lavarnos los dientes, vestirnos de fiesta, echarnos colonia que yo rocié abundantemente, y bajamos para caminar por el paseo buscando una parada de taxis.
Habían quedado en la puerta de una disco que estaba relativamente retirada del centro, teníamos que pasar al otro lado del río y con el frío que hacía no resultaba agradable hacer el trayecto paseando.
Se nos habían adelantado, como hicieron a la mañana, y nos estaba esperando Markel en la puerta de entrada, su hermana había entrado por no poder soportar el frío. Abrió la puerta de mi lado del taxi, y sumamente galante, me ayudó a descender del coche. Me abrazó dándome dos besos, se había vestido muy elegante, aunque iba con pantalones vaqueros ajustados, parecía un chico de pasarela, con el pelo peinado con algún producto que se lo retenía perfectamente en el lugar que el deseaba.
-¡Estas divino Ángel! -que esto me lo dijera en voz alta, y delante de mis dos chicos, me subió los colores a la cara y dejé de sentir el frío del gélido aire.
-Gracias Markel, tu también te has puesto muy elegante. -le miré el pelo para que se diera cuenta de que me había fijado.
Nos precedió sin apartarse demasiado de mi con las entradas en la mano. La disco era una inmensa nave en un polígono algo alejado de la ciudad y estaba muy concurrida, había sido una buena decisión desplazarnos en un ...
... taxi ya que el parking estaba lleno de coches.
Lorea nos esperaba sentada en una mesa alejada de la sinuosa pista de baile, casi llena de personas a pesar de ser muy grande. Cerca de la cabina elevada del pincha discos tenían un escenario móvil para retirarlo de la pista y disponer de más espacio.
Nos saludamos y también tuve que reconocer que, al igual que Markel, era una chica preciosa, ahora lucía muy linda su maquillaje de fiesta y la provocativa ropa que llevaba, con una falda que le tapaba justamente hasta el inicio de las nalgas, sus torneadas y delgadas piernas lucían sobre los altos tacones de sus zapatos.
Su hermano continuaba prestándome una excesiva atención, retirándome la silla para que me sentara, o como hizo al entrar, ayudarme para quitarme el abrigo en el guardarropa. No me pasaba desapercibida la sardónica sonrisita de Pablo observando su actuación.
La fiesta se fue animando hasta llegar un momento en que resultaba muy difícil hablar. Lorea resultó ser una buena bailarina y que además le gustaba, por lo que enseguida nos acercamos a la pista para sentirnos envueltos en la abrumadora humanidad de cientos de cuerpos moviéndose y sudando.
Seguía descubriendo facetas, desconocidas hasta ahora, de Pablo y Álvaro, sabían desenvolverse en aquel ambiente y también mover el cuerpo al ritmo de la música, donde podías hacer cualquier cosa que no fuera quedarte quieto. También les gustaba beber, y eso me resulto algo extraño, pero resultaba agradable ...