1. Secretos de familia (2)


    Fecha: 18/07/2017, Categorías: Gays Autor: Chrom, Fuente: CuentoRelatos

    ... que te diga te preparará para el sábado, así que simplemente eso, arréglate como si fueses a una comida de gala.
    
    - De gala? No tengo nada parecido! -los nervios se apoderaron de Miriam.
    
    - Tranquila, yo me encargo y te haré llegar todo. -zanjó Jaime. - Voy a desayunar y luego iré a trabajar, te llamo en cuanto saque un rato. Ok?
    
    - Ok. Te quiero.
    
    - Te quiero, preciosa. -finalizó la llamada y, de nuevo, lanzó el móvil sobre la cama.
    
    Entró en el salón y tras saludar a todos los allí presentes se sentó dispuesto a desayunar. Su padre, Luis, sentado a la cabecera de la mesa, le devolvió el saludo con un leve movimiento de cabeza y continuó hablando por el móvil mientras que Rebeca le lanzó un beso enderezándose en la silla para ofrecerle una buena panorámica de sus pechos.
    
    - Olga, por favor, -pidió a la sirvienta elevando la voz, ganándose con ello una mirada de reprimenda por parte de su padre al tiempo que señalaba el móvil con la mano libre. -me harías el favor de ponerme un café con leche?
    
    - Como no, Señorito Jaime. -respondió la aludida desde la cocina. - Ahora mismo se lo sirvo.
    
    Jaime se obligó a separar la vista de los pechos de su hermana para contemplar como Olga venía con la bandeja del café. Con su metro sesenta de estatura, 25 años y el pelo rubio formando una coleta, colocó la bandeja a la derecha de Jaime, el cual, no perdió la oportunidad de acariciar sus piernas. Deslizó la mano derecha sus muslos y alcanzó el tesoro que escondía entre ...
    ... ellos. Sus dedos toparon con una pequeña joya alojada en su orificio anal y tras presionarla con el pulgar, introdujo el dedo corazón dentro del coño, siempre mojado y listo, de la rubia. Olga no dejó que ningún gesto revelase lo que estaba sucediendo bajo su minifalda negra y sin inmutarse, procedió a servirle el café. Al inclinarse sobre la taza, Jaime obtuvo una perfecta visión de sus redondos pechos, ni grandes ni pequeños, de justa medida, cuyos erectos pezones pugnaban por arañar la blusa blanca que, sin que fuese debido al azar, tenía los tres primeros botones desabrochados.
    
    Si bien, Olga había sido capaz de mantener la compostura, lo sucedido bajo la negra falda no había pasado desapercibido para Rebeca, que llevando la mano izquierda a su entrepierna, acarició su clítoris por encima de las mallas sin perder de vista la reacción de la criada.
    
    - Me tienen loco. -resopló Luis al tiempo que finalizaba la llamada. - No son capaces de decidir nada por su cuenta. Lo siento, tengo que ir ya al trabajo o se desatará el caos.
    
    Luis se levantó de la mesa e inmediatamente, un guardaespaldas, que hasta entonces había permanecido inmóvil en una esquina, le acercó el maletín y se dispuso a acompañarlo.
    
    - Papá, antes de que te vayas... -dijo Jaime aun acariciando el coño de Olga. - el sábado vendrá a cenar con nosotros Miriam, mi novia.
    
    - Estás seguro? -contestó su padre mirándolo fijamente a los ojos. - Conoces las normas de la familia... sabes lo que sucederá.
    
    - Lo sé. ...