Complaciéndolo
Fecha: 20/05/2018,
Categorías:
Poesía Erótica,
Autor: milfmature, Fuente: CuentoRelatos
... restaurante y conversamos mucho, supo cómo seducirme, pues me dijo que se esmeraría en hacerme gozar y hacerme experimentar con cosas nuevas a pesar de mis 27 años de matrimonio. Yo me puse coqueta y le dije que haber si lo lograba pues llevaba años sin gozar sexualmente, que mi terapeuta me había adelantado que padecía a estas alturas de mi vida anorgasmia. Y que también dudaba que después de tantos años de matrimonio hubiera algo nuevo o diferente en mi vida sexual.
Llegamos a la cabaña y nos dirigimos a la recamara. Me empezó a besar y luego a desvestirme, dejándome completamente desnuda, luego me pidió que me acostara boca arriba, que no me moviera, mientras él se desnudaba y se ponía una bata blanca. Me untó aceite de almendras en todo mi cuerpo y me dio un masaje erótico, me besaba toda, me acariciaba toda, mis partes íntimas, mis muslos, mis senos… y siempre deslizando suavemente sus manos por todo mi cuerpo, con ese aceite que derramaba su olor en todo el ambiente. Después me untó un gel para lubricar y tocó cuidadosamente mis partes íntimas con sus dedos; luego dejaba de hacerlo y regresaba nuevamente. Todo esto me estaba gustando y al mismo tiempo imaginaba la cara de mi marido observando.
Después sacó un vibrador y empezó a masturbarme, fue algo inaudito, ya me había hablado del punto G en el restaurante y yo le había dicho que había oído hablar pero nada más. Llegó a esa zona y mi placer se disparó, no se detenía, pues nunca me habían metido un vibrador ni ...
... mi marido había descubierto mi punto G en tantos años de casada: lo disfruté muchísimo y llegué a un orgasmo único, espectacular, grité y grité de placer, no me podía contener. Me sentía deseosa, como hace tiempo no lo sentía, por lo que me acerqué a él, lo abracé y lo besé, después le quité la bata que traía puesta, mi excitación no se detenía y al ver ese cuerpo joven, musculoso, mis palpitaciones subieron rápidamente: lo acaricié todo, sus hombros, sus espaldas, su pecho, su abdomen duro y plano, sin panza; toqué sus nalgas, duras y redondas; luego dirigí mi mirada a su miembro y confirmé su grosor y tamaño, pues cuando salimos de comer del restaurante y esperábamos al valet parking me abrazó por atrás y sentí esa cosa dura que se pegaba a mis nalgas. Noté cómo comenzó a ponerse erecto, no pude más y tomé su miembro con mis dos manos, no dejaba de mirarlo, no había visto un pene que no fuera el de mi marido, pero éste era diferente: más grande, erecto y duro. Lo llevé a mi boca, lo sacaba de ella y luego le pasaba mis labios por su glande, luego mis manos lo volvían a acariciar e intentaban masturbarlo, no sabía qué hacer, lo disfrutaban mis ojos, mi boca y mis manos, hasta que me lo llevé nuevamente a la boca y no dejaba de succionarlo de prisa y a veces con calma, hasta que empecé a sentir cómo venían en camino sus fluidos: sentí como un estallido en mi boca, una explosión, una enorme cantidad de semen se disparaba en mi boca, parecía que no terminaba de salir. Mi boca se ...