Mi hermana Julia - 3 -
Fecha: 21/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... vislumbrar por un instante su entrepierna; muy arriba, muy cerca de su coñito. Fue una visión cortísima, pero sublime; ahí delante estaba mi hermanita quitándose su ropa interior para mí, y yo dispuesto a hacerme una soberana paja en su presencia. - Bueno, Luis; aquí las tienes; -dijo Julia- y me las lanzó desde dónde estaba. Esto es lo que querías ¿no? Cogí las braguitas al vuelo y enseguida busqué ese punto dónde mi hermana dejaba impregnados sus flujos. Me las llevé a la cara y las olí largamente, disfrutando de ese inefable aroma que hizo que mi polla se endureciese aún más, si eso era ya posible. De nuevo sentí aquel dulce dolor de huevos que siempre precedía a mis mejores corridas. - ¡Estupendo!, exclamé, mirando a mi hermana, con agradecimiento. Julia tenía cara de sorpresa, en la que se reflejaban por igual, la curiosidad y la excitación. Permanecía de pie junto a la puerta, aunque había ganado algo de terreno hacia dónde yo me encontraba. No sé si fue a causa de estar ya sin bragas, o lo hizo instintivamente, pero Julia empezó a acercarse a mí mirándome fijamente para no perderse el más mínimo detalle de lo que sucediera a continuación. En ese momento, teniendo a mí hermana tan cerca, dirigí mi mirada al top que cubría sus pechos. Bajo él se había resaltado claramente un bultito en cada una de sus tetas. Sus pezones debían estar duros como piedras. Era evidente que mi hermana estaba bastante excitada. No recordaba haberme fijado nunca tanto en sus pechos, pero la ...
... estrechez de la prenda que los aprisionaba hacía que se marcasen, perfectos, sus hermosos pezones bajo la tela, con lo que mi excitación crecía y crecía y mi polla pedía acción de inmediato, sin que ya nada pudiera frenarla. Dejé un momento las bragas sobre el depósito del inodoro y me bajé el pantalón del chandal hasta los tobillos. Bajo mis calzoncillos se podía observar una enorme hinchazón. Miré fijamente a Julia, que dio un paso más hacia mi posición en el baño; aquello que estaba mirando tan atentamente la interesaba sobremanera: eso estaba clarísimo. Escruté la cara de Julia más detenidamente y pude observar un leve humedad sobre su labio superior ¿estaría sudando? Sus dientes superiores mordían ligeramente su labio inferior, y eso le confería a Julia una imagen de pura lascivia; sus ojazos tenían un brillo especial y no se apartaban de mí paquete en ningún momento. Sin duda alguna, Julia estaba excitadísima. Bien plantado frente a ella bajé por completo mis calzoncillos. Mi polla, libre ya de contención, saltó de ellos como un resorte, mostrándose ante Julia en toda su formidable erección. Dirigí la mirada directamente a sus ojos y noté enseguida que Julia no me miraba a la cara; no: sus ojos estaban clavados fijamente en mi polla, yo diría que un tanto alucinada ante su tamaño y grosor. Julia parecía abstraída en la contemplación de mi hermosa verga. -Supongo que no esperaría ver ese ejemplar en un crío de apenas quince años-. - Julia, quiero preguntarte algo. Ahora que ...