1. Primita bien cogida. El polvo que nos debíamos


    Fecha: 22/05/2018, Categorías: Gays Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    Desde pequeños nos conocemos con Helena, primos en el vínculo, hermanos en el afecto.
    
    Desde siempre nos gustamos, y hemos sido contestes en reconocer esa corriente de afinidades y afecto que perdura entre nosotros.
    
    Desde niños siempre sentimos esa ligazón tan especial que había entre nosotros, que excedía la relación parental. Desde las travesuras infantiles siempre hubo esa intimidad, como por ejemplo jugar “al doctor”, nuestros primeros escarceos inocentes en el despertar sexual de niños, que ya adultos nos provocaba una sonrisa pícara al recordar esa escondida complicidad.
    
    Como adolescentes y adultos seguimos cultivando el tratamiento muy cercano. Ambos casados, primero ella, yo al tiempo; ella separada, yo sigo con ciertos altibajos en. Seguimos en contacto y viéndonos con frecuencia, casi siempre en el seno familiar.
    
    En cierta ocasión me pidió un presupuesto por un trabajo gráfico, para el taller de calzado donde hace las veces de secretaria del dueño. Lo aceptaron y de ahí en más su patrón fue mi cliente.
    
    Al tiempo de tener relaciones comerciales, surgen los problemas financieros en la fábrica de calzados, y se dilatan los pagos.
    
    Hablé con mi prima para ver de agilizar los pagos pendientes. Ella fue quien puso más énfasis en justificar las demoras, hasta poniendo más pasión que el propio dueño de la fábrica, tanto que en cierto momento dijo: - “debemos aceptar lo que nos dan” ..., ofuscado le dije:
    
    -¡Ja!, y un día te va a pedir que le chupes la pija ...
    ... y... vas a aceptar y hasta dejarte…
    
    Ni bien dije esa frase, me di real cuenta de que había metido la pata, dicho una inconveniencia, más por ofuscación al escuchar la frase de resignación brotada para defenderlo, que perdí el control, por lo cual me disculpé con el mismo énfasis que había puesto para la desafortunada frase. Dijo aceptar mis disculpas, pero se le nota que está bien seriota. Seguimos tomando café aparentando que nada había sucedido entre nosotros, aunque la expresión primaria no se le borró del todo, para suavizar la situación, ofrecí acercarla a la casa, con la esperanza de reparar la molestia causada.
    
    Durante el trayecto fue ella quien se disculpó por mostrarse con enojo, el dardo dio en el centro, las lágrimas asomaron en los preciosos ojos grises. La situación ameritaba hacer una pausa, para ponerle el hombro a lo que tendría por decir.
    
    Estacioné a la vea de una plaza, tomé sus manos en las mías, ese gesto siempre rinde frutos por mostrar la contención masculina, sentía la molestia por ser el causante de ese incipiente llanto, por reparar el llanto hablé:
    
    -Qué puedo hacer para remediarlo, me siento tan culpable por toda esta situación.
    
    -Sácame de acá, pueden vernos, más así como estamos, las mujeres son tan...
    
    Ni había pensado en tener algo con ella, solo era salirnos de ese lugar, pero el subconsciente siempre está alerta, en la cercanía hay un hotel…
    
    Para mis adentros pensé con mucha rapidez y con poco tino, en llevarla para remediar ...
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