1. Lo que más duele es la traición junto a la insolencia


    Fecha: 17/09/2021, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    -Hace tiempo que no salimos a tomar algo y bailar. Podríamos hacerlo mañana viernes. Si querés les pregunto a Lía y Luis si quieren sumarse.
    
    Esas reuniones ya las habíamos hecho en otras oportunidades y lo pasamos bien. Era una manera de salir de nuestra rutinaria vida. Me llamo Javier, 42 años, tengo un trabajo muy bien remunerado y estoy en pareja con Bea con 30 llevados espectacularmente. Cuando quedó sin ocupación hablé a un amigo, con quien conservo una relación entrañable, y él le dio trabajo en su empresa. Allí conoció a los dos con quienes de tanto en tanto nos juntábamos.
    
    Él es un tipo común, tanto en su físico cuanto en su preparación, por lo que nuestras charlas eran superficiales y poco atrayentes. Con Lía la cosa era distinta. Con el mismo o menor nivel de estudio que Luis, su madurez y sentido común le aportaban sabor a la conversación. Ambos en la treintena.
    
    Ese viernes fuimos al lugar que ya conocíamos.
    
    Si bien no me desagrada el baile no puedo decir que sea un devoto de él, en cambio Luis, Lía y Bea verdaderamente lo disfrutan. Pasado un rato, Bea le pidió a Luis que la llevara a bailar cosa que ya había sucedido otras veces cuando yo no demostraba ganas de hacerlo.
    
    Así el bailarín alternó mi compañera con la suya supliendo mi escasa participación. Cuando Lía me pidió salir a la pista lo hice más que nada por no desairarla. Justo empezaron las piezas lentas, y como el volumen era aceptable pudimos también charlar preguntándole, por simple ...
    ... curiosidad, cuanto tiempo llevaba en pareja con Luis.
    
    - “Seis meses, pero a vos te voy a decir la verdad, solo te ruego reserva. No somos pareja. Tenemos una simple relación de conveniencia. Él me da techo y comida y yo le retribuyo con las tareas de la casa y sexo. La razón es simple, no tengo dónde caerme muerta. Casi todo lo que gano se lo mando a mi madre, que está sola, tiene una pensión miserable y cría a mi hijo de cuatro años. Te consta que mi vestuario habitual son pantalones vaqueros, con alguna remera o camisa. Más aun, ni siquiera compartimos la cama, él duerme en la suya y yo en el sofá cama del comedor. Es libre de traer una mujer a la casa pues no hay compromiso. Te pido disculpas por estas confidencias, no hay razón para perturbar este momento de distracción, pero no tengo quien me escuche y vos me prestás atención, lo cual te agradezco”
    
    Bajó la vista en el momento en que dos lágrimas bajaban por las mejillas y pegó su cara a mi pecho. Yo apreté un poco el abrazo y le di un suave beso en la frente. Bailamos un poco más y luego nos sentamos. En eso miro por un claro qué se hace en la pista y los veo a Luis y Bea bien pegados, ella con los brazos al cuello de él y él con las manos en las nalgas de ella. Fue un momento corto pues en seguida otros los taparon.
    
    - “Me parece que nuestras parejas están muy entusiasmadas”
    
    - “Si también los vi. Quizá te arruine la noche, pero no merecés esto. Luis y Bea están muy calientes entre ellos y por eso me dijeron que ...
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