Lo que más duele es la traición junto a la insolencia
Fecha: 17/09/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... tratara de seducirte, que te excitara como para que te sorprendieran intimando conmigo y de esa manera, al sentirte culpable, consintieras lo de ellos. Por favor no me vayas a descubrir”
- “Por qué lo aceptás”
- “Me puede echar a la calle”
- “Y cuánto hace que vienen calmando la calentura”
- “Mas o menos unos tres meses. Casi todos los lunes y jueves, a la salida del trabajo, Bea viene con nosotros a casa y se encierran en el dormitorio”
- “Justo los días que yo tengo reunión de socios y llego más tarde. ¿Quisieras venir a vivir a casa?, te ofrezco habitación con baño y comida, sin pago de ninguna especie”
- “Disculpame la respuesta, pero vos sabés que cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía, ¿cuál es la trampa?”
- “No hay”
- “Y por qué lo hacés”.
- “Hay cuatro buenas razones igualmente importantes, primero me saco a Bea de encima, en segundo lugar te ayudo porque vos merecés que te ayuden, en tercer lugar me puedo vengar de Bea y si es posible de Luis, y en cuarto lugar, si bien no me puedo quitar los cuernos, por lo menos detengo su crecimiento. Te animás a vivir conmigo?”
- “Encantada, acepto”
- “Bien, luego combinamos los detalles”.
- “Seguime el juego, no voy a abusar de vos ni te voy a perjudicar, vamos a bailar de nuevo”
Salimos a la pista y aprovechando las piezas lentas nos pegamos un poco mientras los buscábamos. Queríamos que nos vieran como disfrutando del contacto sin el consentimiento y a espaldas de ...
... ellos. Primero los vi yo. Estaban quietos, sin llevar el ritmo de la música, besándose ardorosamente en un movimiento de labios que cesaba transitoriamente cuando, mirándose a los ojos, se apretaban dando la sensación de estar en plena cópula, pues ella abría las piernas para recibir el empuje de él, ambos con la cara desencajada por el deseo. Dentro de la bronca que da el ver cómo te crecen los cuernos, no me asombró la expresión de Bea, pues cuando está bien dispuesta es capaz de correrse con el roce de su conchita sobre la pija del que la aprieta. Ya le había pasado conmigo. Giré dándoles la espalda y le pedí a Lía que me guiara para no perderlos de vista y fuera contándome qué hacían. Buscaba que ellos no se dieran cuenta que los había visto pues si era Lía quien los veía no habría consecuencias. El relato solo contribuyó a aumentar el dolor. Escuchar que Bea mostraba las convulsiones del orgasmo, que tenía los ojos en blanco y la boca abierta como si le faltara el aire, que casi se cae de no ser sostenida por Luís, que al fin permanece inerme con los ojos cerrados y apoyada la cabeza en el hombro del macho que la había hecho gozar, se transformó en un fuego que me abrazaba por dentro, me desencajaba las facciones y el odio me nublaba la vista.
Cuando Lía, que me hablaba mirando hacia los amantes, vio mi cara se asustó (según me dijo después) y poniéndose en punta de pies, me apretó contra ella dándome un beso en la mejilla diciéndome en un tono de voz cariñoso y ...