1. Las desventuras de un cornudo paralítico


    Fecha: 05/10/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Jos Lira, Fuente: CuentoRelatos

    ... se daba cuenta de que en apenas seis meses había follado casi el triple de veces con él de lo que lo había hecho con su propio marido en sus diez años que llevaban de casados.
    
    —No te sientas mal, cariño —le dijo Aníbal a Sofía mientras le penetraba el chocho con fuerza—; nosotros no somos como otros amantes que hacen cornudo al esposo; nosotros sí nos preocupamos por él, además siempre lo respetamos. Cogemos solamente cuando él duerme, y lo hacemos justamente sobre su misma cama matrimonial para estar al pendiente de si sufre alguna crisis que merite hospitalización. ¿Te imaginas lo que pasaría si folláramos en otra habitación mientras él duerme, y que de repente le dé un infarto? Al menos aquí lo estamos viendo.
    
    —Pero a veces se mueve y se estremece demasiado, Aníbal, y me asusta.
    
    —Pero no tiembla su cuerpo a voluntad, putiSof; somos nosotros que estremeceos la cama mientras follamos como perros salvajes. Te he convertido en mi puta personal, aún si al principio te costó admitir que yo te gustaba y que querías sentir mi polla dentro de tu vagina y de tu hermoso culito. Pero pese a que eres mi puta personal, y yo tu adorado macho, ambos hemos sido buenos con el cornudito, ¿ves? Hasta le digo cornudito de cariño, y no puto cornudo lisiado de mierda.
    
    —Es verdad, siempre lo has querido y respetado mucho, Aníbal, por eso te amo.
    
    —Sí, putita mía. Otro en mi lugar te rompería el orto sin remordimientos, hasta llenártelo de leche mientras explotas en chorros ...
    ... orgásmico, mojándome mis huevos.
    
    —Pero eso sí lo hemos hecho, papi rico; me has roto el orto mil veces y me lo has colmado de tu semen, haciéndome explotar en chorros orgásmicos que te mojan tus hermosas bolas.
    
    —Pero lo he hecho sin malicia, putiSofi, ¿ves la diferencia? Otro en mi lugar le habría gritado a tu marido “mira cómo estalla el coño de tu puta mujercita, cornudo de mierda; mira cómo escupe chorros de líquidos sexuales mientras la taladro analmente, en tanto ella me suplica con voz de puta que no pare de perforarla, al tiempo que tú te estás muriendo como perro”.
    
    —Es verdad, mi amor —respondió Sofía con una sonrisa diabólica—. Tú nunca le habrías dicho algo así, porque tú sí lo quieres y lo respetas.
    
    —Igual que tú, mi amor, igual que tú lo quieres y lo respetas.
    
    —Sí, porque si no lo quisiera me habría trepado a horcadas sobre su cuerpo inerte, aprovechando que está sedado con esas pastillas que lo mantienen dormido por horas, empinando mi culo directo a tu ancha polla para que lo penetres mientras pego alaridos de placer, cual zorra en éxtasis.
    
    —Pero eso sí lo hemos hecho, mi putita; sí que te has trepado sobre el cornudito dormido, mientras yo te empotro salvamente y te doy riata mientras gritas de placer. Incluso has llegado mojar su ropita, y lo hemos tenido que cambiar para que cuando despierte no encuentre rastros de nuestra pasión desbordante.
    
    —Sí, papito, ya sé que lo hemos hecho; pero nunca le he gritado “mira, cabrón cornudo, cómo me coge tu ...
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