1. Cosas que pueden pasar, pero no se pueden contar


    Fecha: 11/10/2021, Categorías: Bisexuales Autor: jag123, Fuente: CuentoRelatos

    Estaba en mi casa de campo en la montaña, donde una empresa de construcción ultimaba los trabajos de restauración y expansión. El capataz, Pedro, lo conocía desde varios años. Era el típico “oso” velludo, con barriga de cervecero, alto, grande, musculoso, como es típico de su arte. Llevaba siempre el pelo muy corto, tipo “marines” y trabajaba en camiseta, mostrando sus brazos fuertes.
    
    Era un viernes, el último día de los trabajos ya totalmente terminados. Los restantes obreros habían terminado de recoger las herramientas y cargadas en la camioneta y se despidieron adelantando la salida, porque las condiciones climáticas se estaban poniendo amenazadoras. Pedro se quedó a terminar algunos detalles y para “mostrarme” en detalle todo el trabajo que había sido realizado.
    
    Nos quedamos solos y nos sentamos a tomar unas cervezas. Noté que Pedro mi miraba de reojo, como quien quiere preguntarte algo, pero no se atreve. Me quedé sorprendido cuando me preguntó:
    
    «Disculpé patrón, supe que se separó de su compañera, que lástima parecía buena persona»
    
    «Pues si Pedro, cosas que pasan, sobre todo cuando la mujer es “buena” y muy puta»
    
    Pedro se quedó un poco sorprendido, pero su expresión cambio, como cuando se le abre una puerta de conversación a alguien.
    
    «Bueno, eso vale para casi todas las mujeres, las únicas que se salvan son las madres y las hermanas, ¿no?»
    
    ¡Explotamos a reírnos de ganas! Me levanté y fui a buscar una botella de brandy. Estaba sintiendo frio y ...
    ... extrañamente, también tenía ganas de relajarme y tomar con ese hombre con el cual había iniciado una conversación bastante personal. Regresé y después de haber servido las dos copas dije:
    
    «La verdad Pedro es que ya nuestro estar juntos no funcionaba. Se había “apagado la llama” y los dos buscábamos fuego fuera de nuestra unión. Yo me concentre con el trabajo, y ella, digamos que lo hacía con otros hombres bastante descaradamente. Por mi parte, entre compromisos laborales y viajes, desde que nos separamos he vivido seis meses en castidad»
    
    «Wow! ¡Seis meses sin tener sexo! Eso si que es un récord. Usted es un hombre viril y de buen aspecto, un hombre de suceso que cualquier mujer desearía llevarse a la cama. Se me hace difícil imaginarme estar tanto tiempo sin tener sexo»
    
    Íbamos per la tercera copa cuando le dije:
    
    «Pedro, que te parece si nos tuteamos y abandonamos el “usted”, ¿“patrón” y non tratamos como dos amigos?»
    
    «Con mucho gusto Julián. Bueno, si me puedo permitir, era una tremenda yegua, ya me imagino como se la gozaría montándosela»
    
    Me di cuenta de que Pedro, ayudado por el alcohol, quería entrar en detalles íntimos y yo decidí seguirle la corriente:
    
    «Pues la verdad es que era una furia en la cama tanto que últimamente a menudo no lograba complacerla por completo, lo que nos llevó a empezar a usar dildos para poder completar sus orgasmos»
    
    «No me digas! No me lo creo. ¿Y eso?»
    
    «Bueno, digamos que después de haber cumplido mis cincuenta y cinco años, ...
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