Cosas que pueden pasar, pero no se pueden contar
Fecha: 11/10/2021,
Categorías:
Bisexuales
Autor: jag123, Fuente: CuentoRelatos
... haciendo?»
El continuo como si nada, es más, sentí que se había bajado sus pantalones. Dijo:
«Mira, está nevando»
Era cierto, estaba nevando y por la cantidad de nieve ya en el piso se preanunciaba una fuerte y abundante nevada. Sus brazos habían circundado mi cintura y de seguido bajo mis pantalones que cayeron a mis pies. Con una mano sobre el vientre a atraía hacia el mientras la otra se apodero de mi pene completamente erecto:
«Pedro que haces!?»
«Shhh, nada, tranquilo, sigue mirando el paisaje, del resto me encargo yo…»
Después de pocos minutos, las manos me habían separado las nalgas y su pene apoyado entre ellas. Sentía que debía ser grande y empecé a preocuparme, sabiendo ya lo que estaría por pasar. Cierto, mi culo no era “virgen” o por lo menos non completamente. Mi excompañera, en varias oportunidades había usado uno de los falos de silicona que yo usaba con ella, introduciéndomelo por el culo. Después de las primeras veces, le había tomado gusto y note que ella hasta alcanzaba el orgasmo por la excitación que probaba en sodomizarme. Pero lo que me estaba rozando era mucho mas grueso. Pedro había venido preparado. De hecho, tomo un tubo de vaselina de no sé dónde y empezó a frotarme la entrada de mi ano.
«Pedro, no, pero que haces, ¡yo no soy gay!»
«Y entonces? ¿Yo tampoco soy gay, pero te voy a romper el culo, porque es lo que estas deseando, no es cierto? ¿No vez la hora de convertirte en mi puta, no es cierto?»
Estaba tan ido por el ...
... placer que esas palabras en vez de ofenderme me excitaban. Me estaba dando de la puta, me había bajado los pantalones, me estaba culeando y yo por el contrario, no me rebelaba si no que estaba excitado. Sus dedos gruesos y ásperos entraron uno a la vez hasta que eran tres y ellos lubricaban y agrandaban mi agujero. Yo estaba completamente sumiso y me deje llevar por el placer:
«Dóblate un poquito hacia adelante, puta, ¡qué voy a meterte mi trozo de carne para que goces!»
Obedecí como un autómata y en lo que me incurvé, sentí como la gruesa cabeza de su polla, se hacía camino entre mis entrañas. Instintivamente trate de oponer resistencia, pero Pedro, estaba decidido a romperme el culo, y empujo haciéndome gritar de dolor:
«Grita zorra, grita, tienes que gritar y aguantar, veras que dentro de poco vas a sentir solo placer, toma perra, toma»
Yo, ya había acabado un par de veces, casi sin darme cuenta, pero la cosa non importo a quien me estaba dando polla. De hecho, Pedro siguió con el mete y saca por un tiempo indeterminado, y el dolor y el ardor dieron paso al placer. Un placer desconocido, nuevo, mesclado a la vergüenza y al sentimiento de culpa que, pero al mismo tiempo me excitaba: ¿¡El sabor de lo prohibido!? Probable. Ya aclarado que estaba completamente en “sus manos”, Pedro me puso en cuatro patas sobre la cama siguiéndome, dando caña. Parecía insaciable y parecía que no iba a acabar nunca. Mi ojete, ya bien “acostumbrado” al tamaño de su pene, y con la ayuda ...