1. Cosas que pueden pasar, pero no se pueden contar


    Fecha: 11/10/2021, Categorías: Bisexuales Autor: jag123, Fuente: CuentoRelatos

    ... mis “características” han disminuido y ya no logro tener las mismas prestaciones de antes»
    
    Note que Pedro cambió de expresión. Su mirada se había convertido descaradamente en una mirada lujuriosa. Estaba todavía en camiseta y pude notar que, entre sus piernas, se evidenciaba una potente erección de un pene que debía tener dimensiones considerables. El, sin ninguna vergüenza, por encima del pantalón se lo “acomodo” mientras seguía mirándome descaradamente:
    
    «Que te parece si damos una vuelta y te muestro los trabajos?»
    
    Me levante mientras lo fijaba con mi mirada a su rostro y también lo que tenía debajo de su cintura. Algo extraño estaba pasándome. Quizás las fuertes ganas después de meses de austeridad sexual, las copas, o no se qué, pero lo cierto era que yo también me había excitado. Nunca había tenido alguna experiencia con otros hombres, ni había sentido el deseo de tenerlas. Pero en ese momento, solo en casa con Pedro, algo se prendió dentro de mí.
    
    «Empecemos por el piso superior, desde el dormitorio principal donde solo agrandamos la ventana»
    
    Entramos en la habitación y note que los obreros habían quitado todas las sabanas con las que había cubiertos los muebles.
    
    «Que te parece esta nueva ventana, es bien grande, ¿no?»
    
    «Si, es fantástica. ¿Y dime, pusieron el plantador externo?»
    
    «Estaba para mostrártelo, pero para que lo puedas apreciar bien debes subirte sobre la silla, pero con cuidado»
    
    Mientras lo decía, arrimo una silla a la ventana ...
    ... y me hizo señas de subirme:
    
    «Tranquilo, yo te sujeto»
    
    Mientras me ayudaba a subirme, sentí sus manos fuertes que me sujetaban, inicialmente bajo las axilas, de seguido la cintura y al final las piernas. Sentir el roce de sus manos me produjo escalofríos y una extraña sensación de placer. Miré hacia afuera para ver la obra, pero en realidad, estaba distraído por esa extraña sensación de placer que estaba experimentando. Note que sus manos, mientras me “sujetan” en práctica, me estaban acariciando las pantorrillas. Pasaron varios minutos en la que en realidad él estaba detrás de mí, “sujetándome”, y yo parado sobre la silla sin aparente motivo. Fue Pedro que interrumpió el momento y dijo:
    
    «Ha visto bien todo?»
    
    «Si, Pedro lo suficiente»
    
    Me baje de la silla con la “ayuda” de Pedro que no perdió la oportunidad de rozar sus manos por mi cuerpo, de manera ni tan disimulada. Estaba claro que él era un depredador y había capturado a su presa, y esa presa era yo. Aparto la silla y se acomodó detrás de mí. Ya no había movimientos disimulados, estaba claro cuáles eran sus intenciones. Yo estaba casi temblando, como un adolescente a su primer encuentro con una chica, pero al mismo tiempo, sin ninguna voluntad de interrumpir lo que estaba pasando. Detrás de mí sentí su pene que frotaba con fuerza entre mis nalgas y a pesar de estar haciéndolo sobre los pantalones, sentía su fuerte su erección. Por vergüenza o por disimulo dije sin mucha convicción:
    
    «Pedro, que estás ...
«1234...»