Me dejé follar por los amigos de mi novio.
Fecha: 12/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... vista. Me sentía avergonzada por todo lo que estaba oyendo. «Estoy segura que Enrique les ha contado todo lo que hacemos en la intimidad», pensé provocándome un sentimiento de traición por su parte.
—¿Queréis verle las tetas? —, continuó con su juego Enrique.
Los dos hombres debieron contestar afirmativamente, pero yo ni siquiera los escuché. Noté como las manos de uno de ellos me desabrochaba el sostén, dejando mis pechos expuestos. Nunca supe quién de los dos se atrevió hacerlo.
—¡Joder! —escuché exclamar a Juan, mientras comenzaban a sobarme las tetas a cuatro manos. Yo me dejaba tocar excitada, pero también paralizada por el miedo.
—Ven, levántate —, me volvió a indicar Enrique, sujetándome, esta vez de forma gentil de la mano.
Me puse de pies frente a él, abriendo los ojos por primera vez en bastante tiempo. En ese momento, no sé porque, pero me fijé que en el mueble del salón había dos portafotos de mis dos hijos. Parecía que ambos me estaban mirando, anonadados con sus redondos y expresivos ojos. No sé porque lo hice. Pero me acerqué hasta allí, y puse dichas fotografías boca abajo. Como queriendo ocultar de la vista de mis hijos, lo que, en el salón de la que era su casa, estaba ocurriendo en esos momentos. En la que tres hombres, disponían al antojo de su madre.
«No quiero que vean que soy tan puta», pensé para mis adentros.
Luego me acerqué hasta mi pareja, él se levantó, me puso de espaldas y prácticamente me empujó contra el sofá. Entonces ...
... me agarró por la cadera, elevándola hacia arriba, aprovechando esa postura para casi arrancarme las bragas.
Pude sentir como abrió completamente mis carnosas nalgas, dejando mi ano a la vista de los tres. Luego, metió su cabeza entre ellos, y comenzó a lamer. De sobra conocía Enrique cuales eran mis mayores debilidades, sabía que eso terminaría por volverme completamente loca.
Intenté mantener la compostura, aguantar el placer que estaba sintiendo. No quería dejarme llevar. Pero entonces, él acercó una de sus manos hasta mi coño. Comenzando a jugar con mi hinchado clítoris, sin dejar en ningún momento de lamer mi culo.
No tardé mucho en comenzar a jadear, mientras escuchaba todo tipo de comentarios libidinosos y soeces, justo detrás de mí, a los dos amigos de mi novio. Pero yo me mantenía tan concentrada que, en esos placenteros momentos, ni tan siquiera era capaz ya de entender lo que decían.
Precisamente fue en ese momento, justo cuando iba alcanzar el orgasmo, cuando Enrique se detuvo e hizo que me diera la vuelta. Yo lo miré con ojos asesinos, por haberme dejado a medias. Pero él mantenía esa sonrisa canalla, que a mi tanto me gustaba.
—¡Ya es hora que me lleves a la habitación y me folles como Dios manda! —, exclamé rabiosa.
—No tengas prisa. Aún estamos jugando. Esto son solo los preliminares —, me respondió Enrique con absoluta calma.
—Creo que tus amigos ya han visto suficiente. Los he morreado y me he dejado tocar por ellos, me han visto desnuda, ...