La historia de muriel
Fecha: 15/10/2021,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... frente exclamando – Puta, el ojito que tengo -sin dejar de mirar a Muriel-.
Muriel era lesbiana y con el paso de los días se fue convirtiendo en una gran ayuda y mejor aún, en una gran e incondicional amiga.
Un sábado tipo 10.00 AM a mediados de Agosto suena mi celular arrancándome de un profundo sueño, había dormido fatal durante la noche producto del intenso calor que producía una masa de aire africano que invadía España.
-Hola- digo medio dormido.
-¿Buenos días mi guachito rico, que estás haciendo?,- era Muriel quien me hablaba.
-Hola Muriel, estaba durmiendo hasta que llamaste, ¿cómo puedes estar tan radiante a esta hora con el puto calor que hace?- le digo aún medio dormido
- Así somos las artistas, siempre frescas, lindas y bonitas, ¿tienes algún plan para hoy?- me pregunta.
-Si -le digo– quedarme todo el día metido en el piso con las ventanas cerradas a cal y canto con el aire acondicionado puesto a tope.
-Vamos tío, déjate de chorradas, paso por tu casa en una hora. Prepara tu bañador y una toalla, nos vamos a un día de playa. Nos arrancamos del calor y nos refrescamos en el agua.
-Muriel, no me digas que piensas conducir hasta Valencia. Hasta donde yo sé, Madrid no tiene mar y menos playas- le digo tratando de espabilar.
-Que tontín eres a veces- me dice riendo en tono cariñoso - quién te dijo que iríamos al mar, dije a la playa y Madrid tiene playa, ¿nunca has oído hablar del Pantano de San Juan, más conocida como la playa de ...
... Madrid?
-¡Ni puta idea!- le contesto
-Se llena a mogollón en esta época, pero conozco un lugar donde podremos estar tranquilos alejados de todos- me dice y sigue- levántate, tómate un café, desayunamos algo en el camino y aprovechamos de comprar unas bebidas y bocadillos para estar tirados todo el día en la playa- ¡ya, arriba!, que voy saliendo.- me dice y cuelga.
Muriel tenía un piso en Pozuelo y yo vivía en el centro de Madrid en calle de la Aduana a pocos metros de la Puerta del Sol, así que disponía de unos 30 minutos para bañarme, vestirme, tomar un café y buscar un bañador.
No habían pasado 20 minutos cuando suena el citófono, era Muriel que me decía – Vamos tío, baja rápido que estoy mal aparcada-.
Llegamos al pantano de San Juan por un camino de tierra. Muriel me explicó que la entrada misma estaba un par de kilómetros más adelante, pero como nosotros íbamos a otro lugar teníamos que hacer esta ruta. Aparcamos el coche junto a otros más que había en el lugar, tomamos la sombrilla y los bolsos con nuestras cosas, más la comida y empezamos a caminar. Después de bajar unos 700 mts, desde donde habíamos dejado el coche llegamos finalmente a la playa.
¡Sorpresa!, era una playa nudista.
-¡Estás de coña, Muriel!- le digo casi sin mirarla.
Estaban todos desnudos a mí alrededor, grupos de chicas, parejas, chicos, otros solos y solas tomando sol como Dios los trajo al mundo. Mi mentalidad tercermundista y subdesarrollada estaba siendo puesta a prueba en su grado ...