La historia de muriel
Fecha: 15/10/2021,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
- ¡Joder mujer! Me dejas sin aliento, exclamó Andrés al momento de recuperar la calma después de haberse desplomado desfallecido sobre la cama, luego de un intenso y prolongado orgasmo.
- ¡Ven acá, a tu lugar!, me dice, señalando su hombro derecho para abrazarme, -ese lugar de su anatomía es mi sitio favorito-, mientras inhalaba profundamente su cigarrillo electrónico ya que había dejado de fumar tabaco.
Relajado y más sonriente de lo habitual, suspira, sonríe y de pronto me mira y me pregunta directamente;
-Fabiola, ¿tienes algún deseo oculto que quisieras hacer realidad?, ¿tienes alguna fantasía en tus sueños que inquiete tu alma?
No puedo negar que me sorprendió su extraña pregunta. Sin dejar de disfrutar del momento, con mi cabeza pegada a su pecho y de su agitada respiración, le respondí.
- No. No creo tener algún deseo sin cumplir, Andrés. Pienso por unos instantes y añado: creo tener todo lo que quiero y lo que necesito hasta ahora.
- Mmmmm, ¿estás segura Fabiola? Me mira directamente a los ojos, como sabiendo de ante mano que esa no era la respuesta correcta. Siempre con esa sonrisa cómplice que en más de alguna oportunidad me hizo caer en sus invisibles redes hasta hacerme confesar y cometer más de alguna locura.
Luego de pensar por unos instantes, escarbando todos los vericuetos de mi mente, le digo.
-Bueno, para qué te voy a mentir; no es algo que me quite el sueño, pero siempre he sentido la curiosidad de cómo sería hacer un trío y ...
... sentir a otra mujer a mi lado, dije, algo sonrojada.
Me mira un tanto sorprendido y me dice sonriendo;
- ¡Mira tú, la golosa!, exclama riéndose y sigue ¡qué bien! Sabía que no me había equivocado contigo; una mujer inteligente como tú no puede tener límites, y eso me gusta-.
SEMANAS DESPUÉS
-¡No puedo creer lo que ven mis ojos!,- le dice por detrás al oído a una chica que estaba sentada en un café, revisando concentradamente varias carpetas.
Las palabras susurradas la sacan violentamente del estado en que encontraba, se gira sobresaltada, lo mira detenidamente y pega un grito de exclamación.
-¡Andrés!, ¡qué sorpresa más grande, por la puta!, y ¡qué susto me has dado, coño!- se levanta y se le tira a los brazos, lo abraza fuertemente y le da un cálido beso en los labios.
La mira sonriente aún semi abrazados y le dice
–Mi querida, ingrata y desaparecida gran amiga Muriel, ella siempre regia y estupenda o como dirían en nuestros antiguos barrios, divina de la muerte.-
-¡Andrés, no sabes la alegría que tengo de volverte a ver!,- le dice con lágrimas en los ojos
-De pronto te perdí la pista y no supe más de ti después que me fui de viaje a las Maldivas-
-¡Qué dices tía!-, digo imitando el sonsonete español –Te perdiste del mundo cuando conociste a esa alemana que ni me acuerdo como se llama-.
-Erika- responde de inmediato
-¡Sí, esa misma, la rubia tetona!- le dice riendo.
Muriel lo toma del brazo y le dice –Este gran encuentro merece una ...