Todos se cogen a mi mujer
Fecha: 15/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... Valeria ya había desaparecido. Llamé a su celular, pero lo había apagado. Traté de tranquilizarme. Debía subir al auto, e ir a buscarla. Si salía tan alterado como estaba, podría sufrir un accidente. Me lavé la cara, y respiré hondo y exhalé una y otra vez. Fui a la cochera, pero me había olvidado las llaves, así que tuve que volver a buscarlas. Luego abrí la cochera, saqué el auto, y me detuve a esperar a que el portón corredizo cerrara bien. Lo único que me faltaba era que ese momento se torne aún peor al sufrir un robo. Por suerte la puerta cerró sin inconvenientes, pero ya había perdido muchos valiosos minutos.
Conduje lo más rápido posible, pero me comí todos los semáforos en rojo. Valeria no podía irse así. No podía dejarme así. Nuestra relación de amor, nuestro matrimonio, no podía culminar luego de ver esos malditos mensajes de sus amantes. Ella debería dar la cara. Tendría que mirarme a los ojos, y explicarme por qué me traicionó, quiénes eran esos tipos, con cuántos hombres me había engañado, y desde cuándo. No podía dejarme sin respuestas.
Media hora después llegué a la casa de mis suegros. Toqué el timbre varias veces, y golpeé la puerta, como un desquiciado, hasta que salió doña Beatriz a recibirme.
- ¿Dónde está Valeria? – Pregunté.
- ¿Valeria? Acá no está, ¿Pasó algo? – Me dijo ella.
Ahora, sentado frente a mi computadora, con mis sentidos más despiertos, y mi cabeza más ordenada, me doy cuenta de que la cara de asombro de mi suegra no era ...
... fingida. Ella realmente no sabía dónde estaba Valeria, e incluso estaba un poco asustada por el estado eufórico en que me encontraba. Sin embargo, en ese momento no reparé en ello. La hice a un lado de un empujón, que por suerte no fue muy brusco. Ingresé a la casa. Don Román me miró con sorpresa, por encima de sus lentes. Ni siquiera lo saludé. Subí hasta la habitación que solía ser de mi mujer en su adolescencia. No estaba. Revisé el cuarto de mis suegros, los baños, hasta los roperos. No había rastro de Valeria.
- Haber hombre, tranquilizate. – Me dijo don Román. – Valeria no vino para acá ¿Qué te pasa?
Yo estaba muy agitado, y por otra parte no sabia qué contarles, y qué no. Mis suegros esperaban mis palabras con cara de suma preocupación.
- Nos peleamos. – dije, tartamudeando.
- Mas vale que no hayas lastimado a mi nena. – dijo Beatriz.
- Pero no mujer. – me defendió mi suegro. – Andrés se habrá mandado una macana y Vale se habrá ido una noche para escarmentarlo.
- Pero nunca tuvieron una discusión tan fuerte como para que se vaya de su casa…
- Siempre hay una primera vez – acotó don Román. - ¡a ver, decí algo pibe! – exigió luego, dirigiéndose a mí.
- Es cierto, me mandé una macana. – mentí. – me asusté mucho, pero seguro que vuelve esta misma noche.
Me costó sacármelos de encima. Les prometí que cuidaría de su nena, y no la haría renegar más. Y les aseguré que les avisaría apenas sepa algo. Román, más calmado que mi suegra y yo, aseguró que Valeria ...