1. Todos se cogen a mi mujer


    Fecha: 15/10/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... talones y me arrastró hasta el borde de la cama. Él se arrodilló. lamió mis piernas. Sentí la aspereza de su barba en mi piel. Su lengua subió lentamente, dejando un camino de baba a su paso. Cuando llegó a la parte interna de mis muslos, mi cuerpo empezó a reaccionar a sus caricias linguales. Es que no soy de palo lectores. Como dicen, el diablo sabe mucho, pero sabe más por viejo que por diablo. Y este viejo diablo sabía chupar una concha.
    
    Cuando se dio cuenta de que mi cuerpo estaba estimulándose, aumentó la intensidad. Lamió los labios vaginales, haciendo un ruido escandaloso cuando sus labios y su lengua se frotaban con ellos. Extendió su mano y me agarró de las tetas. Mis pechos, ya de por sí pequeños, parecían diminutos mientras esos dedos grandes se frotaban en ellos. También me hacía un delicioso masaje en el abdomen, mientras comenzaba a jugar con mi clítoris.
    
    Lo frotaba con intensidad, y cada tanto, lo apretaba con sus labios. Mario es muy paciente. Habrá estado con el rostro hundido entre mis piernas durante, al menos, veinte minutos.
    
    Cuando salí de casa, dispuesta a poner fin con la obsesión de Mario por mi persona, y con su encono hacia Andrés, no hubiese imaginado que un rato después estaría en pelotas, en su cama, recibiendo el mejor sexo oral de mi vida. Sentí cómo mis músculos se contraían. Mis manos, en forma de garras, se aferraron a las sábanas, y mi entrepierna, incendiada, explotó en un maravilloso orgasmo.
    
    Quedé agitada, casi desmayada, y ...
    ... mi cuerpo hacía involuntarios movimientos espasmódicos.
    
    - ¿Te gustó putita? Yo sabía que te iba a gustar. – dijo Mario.
    
    El pesa más de cien quilos, y yo no llego a los cincuenta. Así que imaginen lo que fue ver su cuerpo de bestia salvaje subir a la cama, y ponerse encima de mí.
    
    - Ahora te voy a enseñar lo que es coger. – susurró.
    
    Abrí las piernas todo lo que pude. Su estómago se apretaba sobre mí, pero con un brazo extendido y apoyado en el colchón, como si fuese un pilar que sostenía una estructura inmensa, evitaba cargar todo el peso de su cuerpo sobre el mío. Con la otra mano me agarró del mentón y me obligó, otra vez, a mirarlo a los ojos. Un dedo se metió en mi boca, y yo lo chupé. Empujó su pelvis hacia adelante, e introdujo los primeros centímetros de su sexo.
    
    - Por favor, despacito. – le pedí, mientras sentía cómo se introducía más y más en mí.
    
    - ¿Te gusta así, putita?
    
    - Sí. – contesté sinceramente.
    
    - ¿La querés más adentro?
    
    - Sí, pero despacito. – le pedí.
    
    La verga de caballo se metía más y más adentro. Yo gemía de placer. Ya no me molestaba ocultar que disfrutaba de esa hermosa pija. No usaba preservativos, y yo no me animé a pedirle que se ponga uno. Además, la sensación que me producía la piel desnuda frotándose con mis paredes vaginales, era sensacional. A pesar de su físico, Mario tenía mucha energía y vitalidad. Mi cuerpo se sacudió por mucho tiempo, mientras me penetraba, ahora ya con salvajismo, una y otra vez. Sentí sus vellos ...
«12...293031...42»