Todos se cogen a mi mujer
Fecha: 15/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... Valeria esperaba recibir algún mensaje a esa hora. Probablemente les pidió a sus amantes que lo hagan justo en ese momento. A esas alturas, sus llamados de atención eran un pedido de socorro.
Ella necesitaba que yo sepa. Necesitaba sacarse de encima al lastre de su esposo. Al no tener que ocultarme su doble vida, sería libre de nuevo. Hasta podría dejar a Mario sin temor a represalias.
Era raro. No había dormido por muchas horas, pero me sentía más lúcido que nunca. Fui a la cocina. Agarré un cuchillo afilado, no muy grande, porque necesitaba esconderlo en mi cintura. Salí de mi casa. Era la primera vez en mi vida que me sentía tan determinado.
Eran las cinco y media de la mañana. Las calles estaban desiertas. Sólo tenía que caminar trescientos metros, pero se me hicieron larguísimos.
Cuando llegué, no me molesté en tocar el timbre. Me trepé por las rejas. Recordé que Mario tenía un perro, pero por lo visto estaba en el fondo. Golpeé con violencia la puerta. Si despertaba a algún vecino, tanto mejor.
- Qué querés, idiota. – escuché la voz de Mario al otro lado de la puerta.
-Dónde está mi mujer. – exigí saber.
Él, confiado, abrió la puerta.
- Aparte de cornudo sos boludo vos, que te pen…
No lo dejé terminar. Le devolví la trompada que me había dado hace unos meses. Pero apenas se movió, y mi mano me dolió mucho.
- Ah, sos loquito vos. –dijo. me agarró del cuello y me metió para adentro.
Me dio una piña en la panza que me dejó sin aire.
- ...
... Así que ahora sos el príncipe azul. – lo escuché decir.
Intenté sacar el cuchillo de la cintura, pero antes de lograrlo recibí una patada en la cara. Mi nariz y boca sangraban. Las encías dolían mucho. Sentí un diente flojo, y el labio inferior tenía una herida profunda. Quise aferrarme al cuchillo, quise levantarme y pelear. Pero no me podía moverme, y Mario me sacó el cuchillo de mis débiles manos.
Voy a morir, pensé. Tenia la vista nublada. Me preguntaba dónde clavaría el cuchillo.
Pero entonces lo escuché gritar, dolorido. Y después algo parecido a un palo chocando con un balde de plástico. Mario cayó al piso, al lado mío. Estuve cerca de que me aplaste.
- Andrés ¿Estás bien? – escuché decir a una voz masculina. - ¿Estás bien?
- ¿Marcos? – susurré, reconociendo a mi viejo amigo. - Marcos ¿Por qué…?
Desperté en su casa catorce horas después.
- Qué suerte que no tenés nada grave. -dijo.
- Me salvaste. ¿Qué hacías ahí? – tenía la boca hinchada, y apenas podía hablar.
- No me contestabas los mensajes. – aclaró, y cambiando de tema, agregó. -Tenés que ir a que te vean esas heridas. Principalmente la del labio.
- ¿Está muerto?
- Ni idea. Al final los leíste, ¿no?
Por una vez en la vida, mi cabeza funcionó con perspicacia.
- Vos tam… Vos también estás en los relatos. – dije, y no era una pregunta. – Por eso no querías que los lea.
- Fue una sola vez. – me prometió, con cara de congoja. – te juro que fue una sola vez. Fue cuando me quedé a ...