Si te la pone, seguro querrás repetir
Fecha: 20/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... “La quinta. Remuneración. Tocar ese tema es la mejor manera de arruinar la reunión. Su generosidad ha superado habitualmente mi deseo y mi imaginación.
La propuesta de Ricardo a Laura fue recibida con un inicial escozor, el cual se disipó al enterarse de mi inexperiencia, y al saber que tendría la tarea de enseñarme, creció el entusiasmo, pues podría moldearme a su gusto.
En la primera reunión nos insumió un cierto tiempo conocernos, y así ella se enteró que no tenía compromiso habiendo estado solo con tres mujeres, que siempre usaba preservativo, y que las relaciones habían sido satisfactorias para ambas partes. Luego vino la pregunta difícil, que contesté según consejo de mi predecesor.
- “Cuál es tu idea de remuneración”.
“No tengo, pero Ricardo me dijo que ese tema es la mejor manera de arruinar una reunión”.
- “Y si te trampeo?”
- “Si consigo darte placer y obtener el mío, es imposible que logres trampearme”.
- “Puedo no pagarte después”.
- “Sin pretenderlo ya lo hiciste”.
- “Te resulto deseable?”
- “Mucho”.
- “Mi imaginación, la novedad, y los quince días de abstinencia que llevo me tienen en un estado de excitación espantosa. Harías lo que te voy a pedir?”
- “Si está a mi alcance, seguro”.
- “Desprendete el pantalón y clavame”
Dicho eso se levantó del sillón, metió las manos por debajo del vestido amplio que llevaba y bajándose la bombacha la sacó moviendo los pies. Me miró fijamente con facciones serias, se puso de rodillas ...
... sobre la alfombra apoyando luego los codos, con una mano levantó el ruedo hasta la cintura y poniendo la cara entre las manos me dijo con voz suplicante.
- “Por favor no me hagas esperar, que me muero de ganas por tenerte bien adentro”.
Lo que tenía ante mí superaba ampliamente lo que podía imaginar. Sus nalgas levantadas mostrando netamente la hendidura que las separaba. Desde el orificio estriado del ano, a tres o cuatro dedos se ofrecía abierta de par en par la conchita, enseñando el líquido viscoso que lentamente bajaba desde el orificio y, siguiendo por el canal, bañaba el botoncito que se erguía por encima del capuchón.
Con pantalón y calzoncillo a medio muslo me arrodillé detrás, dos dedos de una mano abrieron la entrada y ahí apoyé mi glande. Su retroceso, concretando la penetración, fue en simultáneo con gemidos, gritos y contracciones vaginales, finalizando con un tremendo orgasmo. Yo no pude aguantar semejantes estímulos sin acompañar a Laura. Así fue que me corrí profusamente en el fondo de su canal.
En una de las citas, en su departamento pues el esposo había viajado, estaba acompañada por otra señora, Claudia, amiga desde la adolescencia. Una hermosa mujer que competía en belleza con la dueña de casa. La conversación con ambas fue muy agradable y cordial, pues las dos, con una cultura muy superior a la mía, evitaban tocar temas que dificultaran mi participación. La que más hablaba era la visita.
- “Me dijo Laura que trabajás en un taller”.
- “Sí, ...