Si te la pone, seguro querrás repetir
Fecha: 20/10/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... es un taller de costura, en el que hago de todo un poco, menos coser”.
- “De quién es”.
-“De don Manuel Bermúdez”.
- “Ah, sí lo conozco. En otro negocio es socio de mi marido. La conocés a su señora?”
- “Sí, es toda una dama”.
- “Es una flor de puta”.
- “No lo creo”.
- “Y por supuesto, Manuel es el rey de los cornudos”.
- “Claudia, si fueras hombre ya tendrías nariz y mandíbula quebradas, pero pegarte a vos no puedo. Solo me queda irme. Laura, te ruego me disculpes, vuelvo en otro momento”.
- “Si te vas no esperes que te llame”.
- “No hay problema, que sigan bien”.
Caminando hacia la salida escucho pasos apurados y unas manos que me toman del brazo. Era Claudia.
- “Por favor, no te vayas, esto ha sido una broma que se me fue de las manos. Con Cecilia somos amigas desde la juventud y la quiero muchísimo. A Manuel lo quiero y admiro ya que es un hombre maravilloso. A ambos los envidio por haber sabido generar una lealtad como la tuya. Y además sos un hijo de puta que me estás haciendo llorar”.
Todo eso me lo dijo con la cabeza apoyada en mi hombro sin levantar la vista. Cuando elevó su cara para mirarme, mostrando las lágrimas que bajaban, la tomé de los hombros apoyándola en mi pecho mientras ella me abrazaba la cintura. Así estuvimos un momento, ambos cuerpos soldados y mis manos acariciando su espalda. Y en un abrir y cerrar de ojos me encuentro, con mis pies entre los de ella, sus brazos en mi cuello, mis manos en sus nalgas, ambas ...
... bocas en ávido encuentro y las pelvis embistiéndose mutuamente. De ese momento, nacido espontáneamente, nos sacó la voz de Laura.
- “Frenen par de salidos, José vos viniste para estar conmigo y a vos Claudia te invité para que lo conozcas, no para que me reemplaces”.
- “Tenés razón, pero su tristeza despertó mi ternura y todo lo que siguió”.
- “Es verdad Laura, no fue intencional”.
- “Sin embargo se movían como si hubieran practicado toda la semana”.
Lentamente me aproximé al sillón donde estaba la dueña de casa, arrodillándome ante sus piernas que permanecían juntas, apoyando las manos sobre sus muslos, cubiertos por la falda suelta que vestía.
- “Por favor, no te enojes, dejá que me haga perdonar”.
Lentamente empecé a correr la falda para que el ruedo fuera dejando descubierta la piel totalmente blanca. Mi primer beso, solo de labios, fue en las rodillas.
- “No, no sigas”.
- “Por qué preciosa, si sabés que me encanta saborear tus piernas”.
- “Mentira, me besás así porque sabés que me vuelve loca, lo hacés de puro perverso”.
- “Algo de eso puede haber, pero me enloquece de gusto ver cómo te retorcés con solo besarte la entrepierna por encima de la ropa”.
- “Pervertido, tu vocación de sádico es la que te lleva al interior de mis muslos. Soltame las manos degenerado, ¡no me corrás la bombacha!”.
- “Qué vas a hacer si te suelto”.
- “Bien que lo sabés desgraciado, voy a sepultar tu boca en mi conchita. Asqueroso, lamé fuerte, mordeme el ...