1. La Cebollita


    Fecha: 23/10/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos

    ... después… –precisé dejando claras mis intenciones y también apuré el resto de mi copa. Ella, como respuesta, sólo sonrió coquetamente…
    
    Llegamos a su cuarto, recogió un recado que había dejado la administración. Levantó el auricular y pidió una llamada de larga distancia. Me extendió el recado, en el cual se leía “La llamó su esposo a las 20:00 horas” y, sin más me pasó la crema, se quitó la blusa dejándome ver sus chiches hermosas y de inmediato me dio la espalda, ordenándome implícitamente que iniciara con lo que me había solicitado.
    
    “Hola, ¿cómo estás?”, inició su charla telefónica, y yo mi tarea. “Sí, estábamos cenando”, dijo y envió saludos para su madre pidiéndole a su marido que se pusiera de acuerdo con ella para que al día siguiente la recogiera de la iglesia. Al tiempo que hablaba se quitó las sandalias con los pies. “Me puse una gran quemada con el sol, pero ya me estoy poniendo crema”, dijo, y me tomó la mano para que le acariciara una teta. “Sí, yo también, adiós” concluyó colgando la bocina y me tomó la otra mano para ponerla en la otra teta, lanzando un suspiro al echarse para atrás y recargar su cabeza en mi hombro.
    
    –¿Tú también tienes que darle cuentas a alguien? –me preguntó antes de darme un beso en la mejilla.
    
    –No, desgraciadamente no, me divorcié hace un par de años –dije y ella se puso de pie.
    
    –¿Desgraciadamente? ¡No!, ¡eres muy afortunado! Yo sí debo reportarme, desde hace varios años. ¿Tienes hijos? –preguntó con curiosidad.
    
    –Sí, dos ...
    ... –contesté y a ella se le iluminó la cara.
    
    –¡Qué bien! Pero pongámonos cómodos, porque aún me falta crema en otras partes –dijo quitándome la playera para bajarse el short con todo y calzones dejándome ver una exquisita mata y unas estupendas nalgas cuando se dio la vuelta para acomodar su ropa en el sillón–. ¿Y tú? –preguntó haciendo un ademán para que yo también me desvistiera ya que estaba con la boca abierta en una situación contemplativa ante su belleza.
    
    Me quité los tenis y los calcetines y me puse de pie para bajarme el short. Ahora era ella la que estaba contemplando mi cuerpo. Extendió la mano para acariciar mis vellos desde el ombligo hasta el escroto.
    
    –Bueno continuemos – me dijo dándome otra vez el frasco de crema, y se tiró boca abajo sobre la cama.
    
    Le fui poniendo crema en toda la superficie que estaba a mi vista y le besaba la piel. Ella sólo suspiraba. Cuando terminé, le pedí que se volteara bocarriba para terminar mi trabajo. Sí, me tardé más, sobre todo por los besos y las lamidas… Al terminar le besé los pies y soltó unas pequeñas carcajadas alejándolos pues, según dijo, mi bigote le hacía muchas cosquillas. Extendió sus brazos para que me acostara sobre ella. Los besos y las palabras dulces fueron continuos, sólo interrumpidos por los jadeos y gemidos que provocaban las diversas posiciones en las que nos amábamos. “¡Sí, otra más!” dijo encajándome las uñas en la espalda al sentir en el útero la tercera eyaculación de la noche. Quedamos rendidos y ...