1. La chica de mis sueños


    Fecha: 05/11/2021, Categorías: Infidelidad Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... Mi polla estaba dura, pero no completamente erecta. En cualquier caso, tardó solo unos segundos en llegar a su máximo dentro de la boca de Dana. Recorría el largo de mi polla despacio, pero sin descanso, con los ojos cerrados, se la veía disfrutar. Se sujetaba el pelo para que no le cayese en la cara, así también podía yo ver perfectamente su boca rodeando mi polla. Sus tetas colgando me ponían cachondísimo, me incliné un poco y alargué las manos para poder sujetarlas, sintiendo sus excitados pezones en las palmas de mis manos. Con una mano se sujetaba el pelo, con la otra sujetaba mi polla, o se apoyaba en mi muslo, momento en el que quedaba su boca como única sujeción. Levantó la mirada hacia mí, abriendo los ojos, con mi polla dentro de su boca. Me temblaron las manos, que estaban sujetando sus tetas. Era demasiado para mí, yo no podía con semejante mujer. Esos ojos azul claro brillante del mar, esa preciosa cara conocida durante años, familiar, prohibida, imposible, esa delicada boca de sensuales labios, que llevaba años viendo, y ahora estaban rodeando mi polla. Tenía que recomponerme o me iba a correr en segundos.
    
    La atraje hacia mí, ella comprendió al instante. Se sacó mi polla de la boca, y se puso otra vez de rodillas sobre mí. Por sus muslos se deslizaban gotas. Cogió mi polla con la mano y se la acercó a la entrada de su coño. Se me pasó por la cabeza preguntar por un condón, pero estaba tan caliente que no dije nada, quería follármela a pelo. Ella tampoco lo ...
    ... mencionó. Mientras me miraba fijamente, mi polla empezó a entrar lentamente dentro, dándome un placer indescriptible. Tenía un coño estrecho a pesar de haber tenido ya un hijo, notaba perfectamente como la piel de mi polla se iba retirando según entraba más profundo. Pero gracias a lo mucho que estaba lubricando, entraba sin dificultad. Dentro la sentía caliente, el coño de Dana era un horno. Vi cómo apretaba los labios fuertemente de placer, una pequeña lágrima salió de sus ojos mientras me miraba. Mi polla entró por completo dentro. La cogí con las manos del culo y empecé a moverme. Ella me siguió, y pronto estábamos cabalgando a buen ritmo. Entraba y salía de su lubricado coño una y otra vez. Mi entrepierna chocaba contra su culo, el cual yo sujetaba con fuerza. Sus tetas botaban al ritmo de la follada, su melena se movía como una cortina con el viento. Dana jadeaba, gemía, suspiraba. Ya no era la novia de Soren, ni parte de mi familia, ni la cuñada y nuera perfecta de Aneka y sus padres, ni una amiga, ni una persona a la que conocía desde hacía años. Era mi mujer, entregada totalmente a mí.
    
    Me iba a correr casi ya, pero quería seguir disfrutando del momento. La levanté y eché a un lado, indicándola que se pusiese a cuatro patas. Al lado de la cama, colgado en la pared, había un espejo estrecho, pero largo, y tuve una idea. La moví de tal forma que su cara quedó de frente al espejo, por lo que podía follármela a cuatro patas, viendo y sintiendo su magnífico culo, mientras ...