1. Abuso


    Fecha: 06/11/2021, Categorías: No Consentido Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    Karolina aterrizaba en México DF procedente de Bogotá. Satisfecha por el beneficioso negocio que había cerrado caminaba despreocupada pasando por los distintos controles del aeropuerto. Con paso firme su cuerpo se contoneaba atrayendo las miradas de algunos hombres. Ella, pese a no prestar atención, sabía lo que provocaba y no podía evitar que su orgullo femenino se inflase.
    
    Sus pechos desafiaban a la gravedad, desnudos bajo la camisa, sus pezones reaccionaba erectos a las miradas lascivas de aquellos hombres que deseaban poseerla. Esto hacía que se excitase y notara como su sexo se inundase mojando su tanga. El pantalón vaquero marcaba su maravilloso culo, prieto y duro…
    
    Su mente volaba e inevitablemente comenzó a fantasear. Buscó su móvil dentro de su bolso y marcó el número de Bob. Este era un empresario estadounidense con el que mantenía una extraña relación exclusivamente sexual. De vez en cuando se veían y tenían salvajes relaciones sexuales. El tipo la trataba como una auténtica perra y Karolina tenía unos maravillosos orgasmos ensartada por el miembro de Bob atada de manos, amordazada, azotada e insultada…
    
    Mantenía con el tipo una caliente conversación caliente cuando alguien llamó su atención:
    
    -Disculpe, señora, disculpe…
    
    Karolina cortó y atendió al hombre que la requería.
    
    -¿Puede acompañarme?
    
    -¿Yo? ¿Por qué, pasa algo?
    
    -Acompáñeme por favor…
    
    La mujer no entendía nada. Aquel policía la requería, pero no le daba más información:
    
    -¿Pero ...
    ... me puede decir qué pasa?
    
    El policía no contestó y se limitó a guiarla por un pasillo hasta una sala aislada. Sobre una mesa estaba su maleta deshecha sin cuidado. La mujer quedó perpleja:
    
    -Verá, señora, hemos encontrado 500 gramos de cocaína en su equipaje. Tendrá que dar una buena explicación sobre eso.
    
    -Pero eso no es mío. Yo no tengo nada que ver con esa droga.
    
    -¿Y cómo ha llegado hasta ahí?
    
    -No tengo la menor idea, pero le aseguro que no es mía.
    
    -Le aconsejo que confiese, será todo más rápido y sobre todo mucho más fácil para usted.
    
    -¿Qué quiere que declare si no sé nada de eso?
    
    El policía se fue de la sala dejando a Karolina sola e incomunicada. Durante dos horas nadie apareció por allí. La mujer se iba a volver loca. Cada minuto allí dentro su cabeza entendía menos la situación. ¿Cómo había llegado aquella droga a su equipaje? La única opción que se le ocurría era que los propios policías fueran los que lo hubiesen puesto. Y ahora tenía un problema, pero confesar eso era aceptar una condena de cárcel.
    
    De repente la puerta se abrió. Ahora entró el policía que la detuvo acompañado de otro de mayor rango. Éste se acercó a ella de manera intimidante:
    
    -Bueno ¿confiesas o no?
    
    -Vamos a ver, aquí ha habido un malentendido. Esa droga no es mía.
    
    -Es dura ¿eh? Alfredo. -Dijo el nuevo a su compañero.- Entonces tendrá que acompañarnos.
    
    -Exijo una explicación. -Dijo Karolina muy cerca del nuevo policía en un intento de resistencia.
    
    Sin darle ...
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