1. Abuso


    Fecha: 06/11/2021, Categorías: No Consentido Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... cadera le incrustó meda polla en el ano. El grito de Karolina fue desgarrador. Aquel cabrón le iba a partir el culo en seco:
    
    -Toma polla, perra.
    
    Un segundo empujón y la polla entró en aquel estrecho agujero. Otro grito de la mujer no sirvió para que el oficial parase. En vez de eso, la agarró del pelo y comenzó una follada frenética sobre el culo de Karolina. El dolor la estaba destrozando por dentro. Apretó los dientes y aguantó como pudo que el oficial terminase de sodomizarla. Sentía como le tiraba del pelo, como le azotaba las nalgas y como le partía el culo literalmente. Al fin, el policía se tensó y con un sonido gutural se corrió en lo más profundo de sus entrañas.
    
    El hombre retiró su polla del estrecho agujero con un sonido de descorche. El ano de Karolina palpitaba, enrojecido, intentando volver a su tamaño natural mientras escupía la leche caliente del oficial de policía. La mujer estaba agotada y a punto de derrumbarse. Pero entonces sintió que uno de los otros dos se acercaba a ella. La levantó para colocarla boca arriba sobre la mesa. Alzó sus piernas sobre su pecho y le penetró el coño con fuerza. La abundante lubricación de la mujer facilitó que la polla se deslizase dentro sin apenas esfuerzo. La sensación de esta follada fue ...
    ... para Karolina mucho más placentera que la anal. Durante unos minutos aquel policía se la folló sobre la mesa hasta que se corrió dentro. Ella no pudo evitar excitarse y alcanzar otro orgasmo.
    
    Con los ojos cerrados notó como el tercer policía la levantaba en vilo. Los poderosos brazos del tipo la llevaron contra la pared y allí volvió a ser follada hasta que, de nuevo, se le corrieron dentro. Para entonces Karolina no tenía voluntad. Era un juguete sexual en manos de aquellos tres policías.
    
    No supo decir cuánto tiempo pasó cuando despertó en la sala a la que fue llevada por primera vez. Estaba desnuda y tenía marcas en la cara de las bofetadas. Le dolía el culo y el coño. Estaba algo aturdida cuando el oficial se dirigió a ella:
    
    -Por esta vez vamos a dejar pasar el tema de la droga. Puedes vestirte y salir libre pero… -le acarició la cara- si se te ocurre denunciar algo de esto, tendrás problemas.
    
    A Karolina, la amenaza le quedó muy clara. Se vistió ante la atenta mirada de aquellos policías que no dejaban de sonreír ante ella. La mujer se apresuró a abandonar aquella sala y salir del aeropuerto en busca de un taxi que la llevase a casa. Nunca denunció nada y ella misma pasó a formar parte de las leyendas de los abusos policiales del aeropuerto. 
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