Alguna aventurita más....
Fecha: 14/11/2021,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Buenas a todos. Espero y deseo que esteis todos bien.
Nosotros por aquí todo bien, medio confinados, y ya mismo, creo que lo estaremos del todo. Aunque después del primer confinamiento casi improvisado, este como se ve venir de lejos, nos pilla mucho más prevenidos. Tete ya está por aquí, Mireia dijo que se vendrá también para no estar sola en casa, y seguramente también lo haga Judith....asi que estaremos entretenidos los cinco.
Mi marido os explica sus aventuras, en orden temporal, yo como soy novata, las escribo cuando las recuerdo.
Hace unos meses, a principios de año, recién llegados de New York, cuando aún no estábamos instalados en la casa, y dormiamos en un hotel (cuando estábamos los dos) me pasó una anécdota divertida y morbosa.
Recuerdo que era un lunes, el fin de semana había sido tranquilo, pero en lo sexual muy movidito. Como ya me vais conociendo, sabreis que soy de aquellas chicas que cuando más les das, más quieren.
Por la mañana me había levantado caliente. Después de un fin de semana intensivo, queria más.
Karlo se fue de viaje de madrugada, no recuerdo exactamente donde.
Me puse un mono interior de rejilla, de color negro, con una apertura debajo de la barriga, y un tanga de color rosa. Una falda corta, de piel negra, unas botas altísimas, y un jersey de color berenjena. Mi chaquetita de cuero negro, y una coleta, que es muy cómoda.
Llegué a mi despacho sobre las diez de la mañana, después de tomarme un café con Mireia en la ...
... cafeteria de Conchi.
Me puse a trabajar, pues tenía mucho lio.
Un poquito más tarde, recibí un whatsapp de Karlo, para decirme que teniamos unos clientes para el apartamento que alquilamos, justo entre su despacho y el mio. Me pedía que les abriera yo, e hiciera todo el papeleo.
Yo no sé si os pasa a tod@s, que cuando me pongo lencería, voy excitada todo el dia. Me siento caliente. Incluso al mediodía, le envié un whats a Mireia, para ver si podíamos vernos y jugar. Lamentablemente estaba con la regla, así que lo dejámos correr.
Después del almuerzo, eran las tres y algo del mediodia, decidí jugar un poquito sola. Me puse unas bolas chinas, metálicas, gruesas y frias. Sentada en mi mesa, con un ligero movimiento de piernas, me daban mucho gusto.
Justo a las cuatro de la tarde, llamaron al timbre. Eran los inquilinos. Tres tipos, alemanes, que se quedaban hasta el jueves.
Les enseñé el piso, les expliqué como funcionaba todo. Los tres no me quitaban ojo, no se si por la minifalda, por las medias de rejilla, o porqué iba en zapatillas. Aunque lo más probable es que fuera por mi manera de andar, pues me daba miedo que se me cayeran las bolas que llevaba introducidas.
Quizás todo el conjunto fue lo que llamaba la atención.
Después de acompañara a uno de ellos al parking, y explicarle como funcionaba el ascensor (se entra al parking con un ascensor para coches, no hay rampa), me dijeron que les sirviera el desayuno a las siete de la mañana.
Tocate las narcies, ...