Orgia en casa de la jefa
Fecha: 16/11/2021,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... en la habitación de invitados. Allí debía de haber alguien que al igual que habíamos hecho nosotros, habían decidido buscar un poco más de intimidad.
Cuando llegué a la altura de la habitación, vi cómo la puerta estaba abierta y como había imaginado gente en su interior. Tres hombres rodeaban a una mujer que permanecía tumbada en la cama boca arriba y con los zapatos puestos. Ese pequeño detalle me llamó poderosamente la atención, lo que hizo que, fijándome con mayor atención, pude darme cuenta que eran los de mi mujer.
Por un instante me quedé medio bloqueado. Fue entonces cuando fijándome en la escena puede reconocer a Hans, quien estaba de espalda a la puerta y de rodillas a la derecha de mi mujer a la altura de su cabeza; a Luis, el marido de Daniela, quien estaba en la misma posición a su izquierda y a un tercero que no conocía de nada que estaba de rodillas entre las piernas de mi esposa y dispuesto a penetrarle, mientras que ella sostenía de polla de los otros dos, una en cada mano e iba alternando poderosas mamadas.
Aluciné no solo por la escena que era digna de peli porno, sino porque mi mujer estaba follando con tres tíos a la vez cosa que nunca habíamos hecho ni habíamos comentado antes. Algún trío habíamos compartido con otras parejas tanto de chicas como de chicos, pero aquello era totalmente nuevo, aunque más allá de la impresión inicial, me produjo una gran excitación lo que hizo me mi miembro empezara a cobrar vida ante lo que estaba ...
... viendo.
Decidí quedarme a contemplar el espectáculo un poco más. El morbo de ver cómo se desenvolvía Virginia con tres tíos era muy grande, además tan liados como estaban en esos momentos me permitía pasar desapercibido. El tercero en discordia, que luego supe era amigo de Hans, se la clavó a mi mujer y comenzó a bombearle a un ritmo constante. Ella mientras tanto iba alternando manadas con un simple giro de cabeza a los que tenía arrodillados junto a su cabeza.
No paraba de gemir aun con las pollas en la boca. Aprovechaba para tomar aire y gemir un poco más, cada vez que hacia un cambio de miembro. Era un puro espectáculo, el alemán se la follaba arrodillado con las piernas abiertas y lograba permanecer erguido por lo que debería tener un buen miembro ya que desde donde yo estaba le veía clavársela hasta el pubis. Con cada envite que recibía, las preciosas tetas de mi mujer se bamboleaban de arriba abajo. Tenía los pezones muy tiesos y duros, lo que hacía que a su vez tuviera la aureola contraída cambiando a un característico color marroncito y arrugándose considerablemente. Cuando estaba así era una delicia chuparlos y mordisquearlos, algo que le volvía loca. El alemán lo debió de adivinar o quizás ya lo supiera, y se inclinó hacia delante para cogerle cada teta con una mano e ir alternando chupadas y mordiscos en cada pezón.
No podía verle la cara a mi mujer, pero seguro que lo estaba disfrutando de lo lindo ya que incrementaba los gemidos a cada embestida de su follador. Éste ...