Cuando papá me hizo su hembra
Fecha: 17/11/2021,
Categorías:
Incesto
Autor: bluma, Fuente: RelatosEróticos
... gusta negarle su derecho. Porque, aunque para algunos suene mal y trillado, es una verdad, y me gusta pensar en él de esa forma. Mi padre tiene derecho sobre mí, como hombre tiene todo el derecho de permitirse ver y tocar mi cuerpo, a nivel instintivo como macho tiene libertar de elegir y poseer a la hembra que desee, y si eso no basta, por el simple hecho de ser mi padre puede ejercer su autoridad para hacerme cumplir mi deber. Un deber que adquirí en el momento que por selección natural mi papá me detectó como una mujer atractiva, como una hembra ideal para fertilizar su esperma y, por ser su hija, sabe que puede aprovecharse para saciar su necesidad de dominio e impulso.
—
Que ejemplar de mujer, hermosa. Quiero que me atiendas como una buena hembra
—no tenía idea de qué tanto implicaba para él ese término, pero anticipé que deseaba completa obediencia de mi parte. Intimidante y sin quitar sus manos de mis pechos, me guío hacia atrás para acorralarme contra una esquina—
Vas a ir entendiendo cuáles son tus deberes
—juntó mis tetas para unir ambos pezones, se inclinó un poco y sacando su lengua, les dio un lengüetazo al mismo tiempo, haciéndome gemir alto—
Papá quiere teta
—exigió, volviendo a pasar su lengua sobre mis pezones y empezó a succionarlos al mismo tiempo, apresurado y seguro de lo que quería hacerme. Yo estaba empezando a mojarme por ver y sentir mis pezones siendo saboreados dentro de su boca, lengüeteados, mordidos y succionados a placer de ...
... él—
Aliméntame, críame con tus ricas mamilotas
—pasó su lengua y su cara por en medio de mis pechos, raspando su barba espinosa sobre mis masas.
Estuvo perdido entre mis ubres varios minutos, bombeando mis pezones duritos e inflamados, al tiempo que sus manos paseaban por todo lo largo de mi espalda y sobre mis glúteos, jugueteando sus dedos en mis entradas. Yo estaba fascinada por la seguridad que mostraba al tocarme, sus ojos rodando hacia atrás mientras chupaba mis tetas me tenía a mil, podía ver en mi padre a un hombre satisfecho de ser amamantado con las tetas que se la ponían dura.
Mis gemidos comenzaron a ser más ruidosos y me animé a abrazarlo, a acariciar su rostro para mostrar lo receptiva que estaba ante sus demandas de placer. Tan receptiva que gemí de gusto cuando clavó de golpe dos dedos en mi vagina, fue extraño sentirlos dentro de mí, pero me gustó.
—
Ya estás mojada, mi amor
—dejó de saborear mis senos para empezar una sesión de besos húmedos y acelerados.
Eso me derritió, el beso de papá fue perfecto, intenso, brusco, deseoso por explorar los rincones de mi boca, generando más humedad en mi cavidad. Dándome un último beso, descendió por mi cuerpo con un camino de besos por mi abdomen, mi vientre, mi pubis y mis muslos. Arrodillándose, elevó una de mis piernas sobre su hombro y dirigió su mirada a mi entrepierna, quise moverme para evitarlo, estaba tan sonrojada porque papá empezó a acercar su cara, sabía lo que iba hacer, pero tenía ...