El tío de la criatura
Fecha: 19/11/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... suelo. Jadeos, de esfuerzo y de placer, llenaban el ambiente del salón del piso, mientras Cristina botaba sobre la polla del tarambana, mientras sus nalgas chocaban con los muslos de él, mientras él recorría su espalda con las manos, plas, plas, plas, plas…
“¡AAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!”
Un dedo en su recto envió un latigazo de placer que se acumuló a todo lo demás. Una hostia a mano abierta en su nalga acompañó a un susurro en su oído.
“Córrete otra vez putilla, que lo estás deseando”
Cristina no recordaba haber estado tan caliente en su vida. Sentía como si se estuviera deshaciendo entre las piernas.
Manuel deslizó la mano que sujetaba su cadera hacia un pecho, que apretó con fuerza, arrancando nuevos gemidos de la profesora. Siguió moviendo el dedo intruso en aquel culito redondo. Y, de repente, quitó la mano del culo, la subió hacia el cuello y comenzó a moverse, rápido, brusco, mientras la dejaba sin respiración.
Cristina boqueó, luchando inútilmente para conseguir aire, pero no le sirvió de nada. Su vista comenzó a nublarse, pero seguía inundada del placer que esa polla gordota la estaba proporcionando, llevó su mano a su entrepierna, buscó su clítoris y frotó.
Estalló en un nuevo orgasmo monumental, mojando los muslos de su compañero y gimiendo al sentir el aire volver a sus pulmones. Le temblaron las piernas y cayó desmadejada encima de él.
“Así me gusta” dijo Manuel con una sonrisa.
Dejó que ella recuperase el aliento y encendió un ...
... cigarro para cada uno, aunque seguía en pie de guerra. Quedaba mucha noche por delante, no hacía falta agotarse tan temprano.
Cristina seguía notándose un poco hiperactiva. ‘Será el speed’, pensó, pero no le resultaba desagradable. Eso sí, no podía tener las manos quietas más de un segundo. El cigarro, el cenicero, la piel de Manuel, el pelo, el cigarro. Manuel se rió al darse cuenta.
“Vas acelerada, profe”
“Un poquito”
“No te preocupes… es normal. Seguro que llevas la cabeza a mil por hora.”
“Es que tengo muchas cosas en las que pensar, de golpe”
“¿Te ha gustado que te cogiera del cuello?”
“…sí” dijo tras pensarlo.
“¿Y que te diera en el culo?”
“También”.
“¿Te lo habían hecho alguna vez?”
“No”
“Entiendo. Rúmialo si quieres, te robo otra coca cola”
Le hizo caso. No se consideraba ninguna mojigata, bien sabía Dios que había tenido sus enredos, pero aquella forma de tratarla era una novedad. En parte le daba miedo, sin conocerse de nada se había atrevido a pegarla y a dejarla sin aire… ¿a dónde llegaría si se conocieran mejor? No se sintió del todo cómoda con el rumbo que estaban tomando sus cavilaciones, así que cambió de emisora. Estaba claro que lo había disfrutado, ¿no? ¿pues qué había de malo en ello?
Manuel la miraba con atención desde la puerta, divertido por el constante cambio de expresiones en su cara. ‘Esta chica para el póker no vale’, pensó. Sabía que no se había pasado con ella, no era la primera vez que descubría todo aquello a ...