El tío de la criatura
Fecha: 19/11/2021,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... alguna putilla. ‘Y a ésta le ha encantado, no jodas’, pensó mientras recordaba sus fluidos empapándole los huevos. El problema era que no sabía durante cuánto tiempo la tendría disponible. Sería una perspectiva deliciosa para él que aquello se mantuviera todo el curso, pero no sabía si sucedería. No quería ir demasiado deprisa por no asustarla, pero perderse ciertas experiencias… no estaba dispuesto a ello. Tomó una decisión y avanzó un par de pasos, sacando a Cristina de su runrún mental.
“¿Quieres?” le ofreció, tras beber un largo trago de coca cola.
“Sí”.
Cristina le imitó y dejó la lata en la mesa. Sus manos fueron automáticamente a la espalda del chico, y empezó a pasear el dedo por el tatuaje que adornaba la parte superior.
“¿Qué pone aquí?” siguió repasando cada trazo sobre la columna.
“Es el nombre de mi madre, en élfico” respondió él, buscando con un dedo el clítoris de la chica.
“Mmmm… O sea, que eres un friki de cuidado” respondió Cristina.
“No, no mucho, pero me gusta la forma de las letras.” Dijo comenzando a mover el dedo en círculos.
“Mmmm…” Cristina meneó las caderas, refrotándose más contra el dedito solitario.
“Cristina… te voy a preguntar una cosa.”
“Dispara.”
“¿Tienes algún juguete?”
“Mmmmm… sí, un vibrador. ¿Por?”
“¿Y dónde lo tienes?”
“En mi mesilla” respondió ella, juguetona.
“Voy a ir a por ello” dijo él, retirando la mano y haciendo aflorar un puchero en la cara de la profesora. “Sigue tocándote tú, que no ...
... quiero que esto se enfríe”
Se levantó corriendo y se metió en el dormitorio de ella. ‘Menos mal que el piso es alquilado’, pensó: todas las paredes, el techo, los muebles… incluso la colcha, todo era de color rosa. Daba la sensación de haberse caído en el mundo de Barbie. Localizó la mesilla y abrió el primer cajón.
‘¡Premio!’ Pensó Manuel para sí. Además del vibrador había un bote de lubricante. Lo cogió también y volvió al salón con ella.
“Abre las piernas y cierra los ojos” Cristina le obedeció con una risita. Manuel pulsó el interruptor del vibrador y aquel cacharro cobró vida, una vida un tanto furiosa.
“Si le das otra vez al botón, baja la intensidad. Tiene tres posiciones” Susurró Cristina.
“Te lo sabes bien ¿eh? Menuda golfa estás tú hecha…”
Apoyó la cabeza del cacharro, donde debía estar el motor, sobre el clítoris de la joven y se sentó a su lado, mientras la veía estremecerse.
“Mírame”
Cristina abrió los ojos con dificultad y le miró. Seguía con la polla tiesa, dura, brillante… se agachó como pudo y volvió a metérsela en la boca, a chuparla, a intentar atravesarse la garganta luchando contra las arcadas mientras él movía el aparatito con suavidad, llevándola muy cerca, de nuevo, del clímax, pero retirándolo cuando empezaba a rozarlo con los dedos.
Manuel estaba disfrutando de la mamada. La profe no lo hacía nada mal, y menos aún para ir puesta, no le había llegado a rozar con los dientes. Sin embargo, estaba incómodo, le tocaba retorcerse ...