Placeres peligrosos
Fecha: 20/11/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... y Julián se acostó a su lado ofreciéndole la suya. La elección fue difícil para Cristina y sus pensamientos se escucharon en voz alta.
— ¡Vaya trancas! —dijo mordiéndose el labio inferior.
— Ya sabemos que tu marido no da la talla. Estamos aquí para solucionar eso, ¿verdad, zorrona?
A Julián le resultó de nuevo incómodo y ofensivo que fuese tan insolente con aquella inusual mujer que estaba calando hondo en su ser, pero a ella pareció no importarle su lenguaje insultante cuando vio que se aproximaba a ellos gateando y ronroneando, ávida de los rabos que iba a devorar. Cogió ambos a la vez, metiéndose primero el de Jorge en la boca para luego ir intercambiando objetivos. Cuando ya los tres estaban más que excitados, Cristina se montó encima de Jorge, saltando sobre él y gimiendo al compás de su cabalgada. Acercó sus labios y le besó, a pesar de sus reticencias iniciales.
Jorge empezó a moverse dentro de ella mientras Cristina saltaba sobre él coordinando los movimientos. Julián se puso en pie y le tapó la boca para que se alimentara con su salchicha a la par que ella galopaba sobre su amigo. Los tres estaban disfrutando en su emplazamiento, pero Julián volvió a acostarse reclamando las atenciones vaginales de la codiciada dama.
— ¡Sube ahora encima mí!, —la alentó.
Cristina abandonó el poste sobre el que brincaba y cambió de montura para continuar cabalgando sobre Julián. Las manos de éste se deslizaron por su escultural cuerpo. Recorrieron sus nalgas, su ...
... cintura y sus pechos. Su boca atrapó los pezones, succionándolos y mordiéndolos. A su vez, Cristina gemía disfrutando de aquel potro salvaje al que tan evasiva se había mostrado al principio. Estaba en el séptimo cielo gozando de sus embates y de sus caricias, cuando otras manos embadurnadas empezaron a hacer incursiones en su pequeño agujero. Jorge se había lubricado los dedos y estaba colocando gel lubricante en el ano de Cristina para empezar a dilatar su ojete. Mientras seguía moviéndose encima de Julián y éste se deleitaba, su amigo estaba haciendo el trabajo sucio de dilatar el pequeño agujero para poder albergar su miembro allí. Cristina sabía que había llegado el momento tan esperado y tan temido al mismo tiempo. Jorge se impacientó. Se puso en cuclillas y le introdujo la punta haciéndola gritar de dolor, no obstante, siguió intentando introducir el trabuco en el pequeño agujero sin la dilatación previa, aumentando la presión en cada empujón. El placer del miembro de Julián no lograba aplacar el dolor que sentía con el de Jorge, y los gritos de Cristina eran cada vez más sonoros y, posiblemente traspasaban las cochambrosas paredes. Su agresor ya había insertado casi la mitad e inició un movimiento más rápido. La cogió del pelo mientras empujaba, de modo que pronto los tres amantes se encontraron disfrutando de un estupendo sándwich.
— ¡Vamos, puta! ¡Mueve tu culo como sabes! ¡Disfruta de este sándwich de carne que en casa sólo te dan ensalada!
El que tomaba las ...