1. Delta Beta Nu


    Fecha: 24/11/2021, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    He revisado mi diario con la intención de plasmar lo más fielmente todos los sucesos relacionados con las Delta Beta Nu en las siguientes líneas. Quero, si algún día llego a viejo, poder leerlas y paladear cada uno de los detalles que me llevaré a la tumba. Tomaré como principio el primer whatsapp que recibí de Violet el miércoles 20 de abril de 2011. No lo conservo literalmente, tan sólo era una invitación a su hermandad, simpática y fría a la vez. Escudriñé el techo de la habitación de estudiante toda la tarde intentando calmarme, me negaba a sentir aquello como un hito en mi vida ya que seguramente escondía alguna intención que nada tenía que ver con mis hormonales anhelos. Ellas componían la hermandad femenina más influyente del campus y no invitaban a su casa a cualquiera, y eso era yo: cualquiera... excepto por una cosa. A los catorce años fui condenado a ingresar en el reformatorio por hakear una base de datos de clientes de CityBank. No llegué a robar nada, antes de hacerlo me pescó el FBI. Sólo el arresto llegó noticia de nivel mundial: "Niño con ordenador se salta la seguridad de un banco" y cuando asomé por la universidad el rumor corrió como la pólvora. El primer año hubo cuchicheos, luego, todo se fue normalizando: yo me acostumbré al entorno y él lo hizo lo mismo conmigo. Ahora bien, siendo las Delta Beta Nu las tías más buenas del campus y su hermandad la más cotizada y de difícil acceso para las novatas, no tenía sentido que invitaran a un tipejo como yo, ...
    ... que, aunque no virgen, poco me faltaba y me alejaba de del porte atlético que habitualmente consumían en su dieta. Mi sorpresa fue mayor al preguntar un poco por aquí y por allá. Parecía ser que además, los viernes noche, momento en el que me habían citado, hacían rituales de difícil calificación: femeninos, secretos, iniciáticos... no sabía exactamente pero seguro que no eran para frikis informáticos. El asunto es que llegada la hora acudí a su convocatoria, convencido de que querrían que les hakeara las notas o algo por el estilo. Cuarto de hora antes de la media noche, encadené mi destartalada bici en la señal de ceda frente a la casa de las Beta Nu. Atravesando el jardín por el enlosado atisbé, a través de las cortinas de uno de los ventalanes, pequeños y titilantes puntos de luz hundidos en la oscuridad. A en punto y resoplando antes, golpeé un par de veces la aldaba dorada con la mayor suavidad que pude y seguidamente, Genna, entreabrió la puerta:
    
    - Ah, eres tú, pasa, estamos al fondo. No te asustes, hacemos los rituales a oscuras, coge esta vela y mira bien donde pisas.
    
    No se acordó de mí, pero yo si lo hice de ella. Una ceñida túnica negra de generoso escote la ataviaba. Entre otras, ella y su escote había causado el severo onanismo del que adolecí todo el primer curso. Coincidimos en la clase de ciencias y, por aquella época, pensaba que no podía haber nada más erótico que sus duros pezones marcados en aquella camiseta de animadora. Procurando pensar en otra y ...
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