1. Una mujer para todo uso


    Fecha: 15/12/2021, Categorías: Dominación / BDSM Autor: zari, Fuente: CuentoRelatos

    ... rogué le suplique sollozando bajito que no me lo hiciera, que no dejara que me lo hicieran…, tirada en el suelo le imploraba que por favor, que no podría, que no los dejara. Luis se tomó un trago, me miró como mira cuando se va a enojar, es vidrioso, y me dijo, “entonces llegamos hasta acá. Anda al dormitorio, te vistes y mañana temprano te mando en taxi al aeropuerto y nunca jamás te vuelvo a ver. Al final resultas puro cuento, como todas,” me dijo. Estaba desnuda, solo con el colaless mojadísimo doblada en el piso delante de sus pies en la semi oscuridad. Los otros me miraban y lo miraban a él. Dejó el vaso en la mesa sin mirarme y cedí: “Tu vas a mirar como me lo hace, vas a estar a mi lado”, le pregunté. “No dejaré un segundo de ver”. Eso me dijo. No dijo “de verte”, dijo “de ver”. Móntensela les dijo después y me tomaron de los brazos levantándome y me llevaron casi en el aire hasta tirarme a los pies del Gringo que se había sentado en sillón grande y había dejado que su pene aflojara.
    
    .- Tu sabís cuánto le pagan las viejas por solo mirarle la herramienta al Gringo?, me preguntó el Chico. “Y tu lo podís tocar y vai a tener la suerte de tragártelo enterito Zari, enterito para ti”. Y acuclillada frente a él nuevamente lo tomé y sentí un escalofrío, mi entrepierna me traicionaba. Volvía a mojarme, a sentir la necesidad en mi otra boca al contacto con ese maldito pedazo de carne. Rápidamente se le endureció, era como el largo de mi antebrazo y mas grueso que mi muñeca. ...
    ... Le pasaba mi lengua y masturbaba con la loca esperanza que terminara allí. Pero nada bueno pasaba esa noche, al rato el Chico me metió desde atrás la mano a mi entrepierna y unos dedos dentro de mi vagina y me dijo “soy muy puta Zari ya estay caliente de nuevo” y me cortó el colaless que estaba mojadísimo y me dijo “te llego la hora”. Hora de la crucifixión.
    
    Primero me puse de pie y me le subí de frente a él dispuesta al sacrificio, montándolo, sintiéndolo entre las piernas, pero no me entraba, ni siquiera la cabeza. Parte de ella. Me abrí, me ladeé, me apoyé sobre él acomodándolo con mi mano en mi cofrecito, verdaderamente lo intenté al tiempo que me dejaba manosear, levantarme como una muñeca de peluche, restregar mis muslos, que llevara mis pezones a su boca que los mordiera hasta casi partirlos, que me diera vuelta, me invirtiera en el sillón mientras sus dedos hurgaban mi ano, como una criatura de goma. Me acordé de esa crema adormecedora que me pusiera un amigo la primera vez que tuve sexo después de que me separara en una casa en la playa. Verdaderamente me asusté cuando sentí que el hombre comenzaba a excitarse de verdad y perder un poco el control de su fuerza por su excitación, cada abrazo de él, cada apretón que me daba me descoyuntaba. Montada en él separaba las piernas, abría mi vagina pero no lograba meter lo suficiente. Me recosté sobre, él besé su pecho, pasé mis mejillas por sus vellos, lamí sus tetillas, le abrasé con ambos brazos y le miré hacia arriba ...
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