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Ella: La playa
Fecha: 18/12/2021, Categorías: Hetero Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos
... sobre el mar eran increíbles, el sol se reflejaba en la inmensidad del agua: -¿Te gusta? –demandó Carlos orgulloso. -Es impresionante. Siempre me ha fascinado el mar, soy mediterránea. –Comentó ella orgullosa a su vez de sus orígenes –La playa es perfecta. -No. Luego iremos a una playa perfecta. –Corrigió el hombre la afirmación de la presentadora. Se sentaron a comer. Él había encargado el arroz de marisco y se dispusieron a disfrutar de la abundante ración que les sirvieron. Durante la comida Carlos le comentó que aquella zona de la costa era la mejor para practicar el kite-suf. Y que las playas cuanto más al oeste se hacían más rocosa. Habiendo multitud de calitas bajo los acantilados de una belleza salvaje y casi virgen. Tras más de una hora de riquísimo almuerzo y agradable conversación. Se disponían a ir a la playa. En una mochila Quick Silver de él metieron dos toallas y bajaron: -¿Has montado alguna vez en moto acuática? –Preguntó él sorprendiéndola. -¿Qué...? ¿Pero dónde vamos? –Ella estaba un poco desconcertada. -Es una sorpresa. Vamos a una playa perfecta. El hombre alquiló una moto a un chico con quién parecía tener bastante confianza. Se saludaron de manera efusiva dándose un abrazo y un beso en ambas mejillas. Acomodados, Carlos conduciendo, ella agarrada a él y después de cinco minutos de una fantástica travesía marítima desde la que se podía ver las preciosas calitas llegaron a un lugar solitario. Era una pequeña playita entre dos ...
... gigantescas rocas a la que solo se podía acceder desde el mar. La orilla estaba llena de gaviotas que empezaron a volar cuando ellos se acercaron. Antes de llegar a la orilla, ella se tiró al agua. Era cristalina podía verse los pies. Comenzó a nadar hacia la orilla, el camarero que había avanzado con la “embarcación” la esperaba: -¿Qué te parece? –preguntó Carlos mientras aseguraba la moto de agua en la orilla. -Es un lugar fantástico. –Contestó ella maravillada con el paradisíaco lugar. -Es un pequeño refugio donde venimos a practicar surf. Solo se puede llegar desde el mar. Y ahí bajo esa roca hay una gruta que sirve de refugio para pasar la noche. –Mostraba el camarero los encantos del lugar. -Joder que delicia de sitio. Bueno, pero vendrá más gente, ¿no? -Hay un pacto no escrito por el cual si llegas y hay gente te vas… -Curioso… -¿Qué? ¿Nos damos un baño? -Sí, claro. -Pero… desnudos por supuesto… –propuso divertido el anfitrión. -¿Pero…? ¿Cómo que desnudos…? ¿Y si nos ve alguien…? –No estaba muy segura de que fuera buena idea. -Ya te he comentado lo del pacto ¿no? -Si, pero… -Además la sensación de bañarse en el mar sin nada es genial… -No sé yo… Carlos se quitó el bañador y se quedó desnudo ante ella. Quién durante unos segundos observó el maravilloso cuerpo de surfista de “su” camarero antes de empezar a quitarse el bikini y quedarse desnuda también. El hombre le tendió la mano y fueron cogidos andando hasta el agua. La ...