Unas atractivas vecinas a escasos metros
Fecha: 22/12/2021,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: El Boishon, Fuente: CuentoRelatos
Desde hace poco vivo en un piso alquilado y llevo tiempo pensando en mudarme. Esto es porque tengo unos vecinos en el piso de arriba con los que es imposible vivir. Hasta altas horas de la madrugada hacen ruido, y yo tengo que levantarme pronto todas las mañanas para ir a la facultad de Aeronáutica. Más de una vez he dado golpes en el techo, pero a los vecinos les da igual.
Este problema me estuvo atormentando hasta hace unos días en que ocurrió lo siguiente:
Una tarde de viernes salí para ir de juerga con los amigos, y a la vuelta, sobre las tres de la madrugada, coincidí en el portal con dos bellezas, una morena y una de pelo castaño, que subían en el ascensor. Apreté un poco el paso y llegue a tiempo para parar la puerta del ascensor y entrar.
-Hola –les dije.
-Hola guapo.
-¿Vivís aquí? –Les pregunté– nunca os he visto.
-Sí, vivimos en el sexto ¿y tú?
-Ah ¿sí?, yo vivo en el quinto, justo debajo.
Me bajé del ascensor y entonces pude pensar… Ellas son las vecinas que no me dejan dormir… Aunque siendo como son creo que puedo hacer un esfuerzo y perdonárselo.
Mientras intentaba dormirme pensaba en mis vecinas con esos cuerpazos tan… tan… creo que no se me ocurren palabras para describirlas. Creo que debería visitarlas alguna vez…
Al día siguiente, mientras me comía la aburrida pizza del sábado y observaba embobado mi desordenada cocina (quien me mandaría irme de casa de mis padres), pensé en mis dos preciosas vecinas con esos cuerpos que ...
... inducían al pecado. Y poco después me di cuenta de que ¡no podía pensar en otra cosa más que en ellas! Estaba enfermo de amor, ¿o quizás era de lujuria?
Esa noche, como casi todas las demás, empezaron los golpes, la música. Esto fue mientras yo estudiaba.
Seguro que están montando una fiesta con sus amigos y están borrachos y fumaos y habrá alguna parejita magreándose… Pero la curiosidad era superior a mí. Necesitaba saber que estaba ocurriendo encima de mí. Pero no podía presentarme ahí, llamar a la puerta y mirar a ver que estaban haciendo, ya que me tacharían de cotilla y de marujón. Pero tenía la excusa perfecta: yo estaba estudiando cuando la música atronadora me desconcentró, y yo necesito estudiar porque dentro de poco tengo exámenes.
Muy seguro de mi mismo me vestí decentemente, subí al piso de arriba y fui a llamar… pero en ese momento me acobardé. Me daba vergüenza hablar con ellas. Era algo que solo me pasó cuando era crio, pero que otra vez volvía cuando me gustaba una chica. Si hablase con ella me temblarían las piernas y diría tonterías y se me trabaría la lengua y pensarían que soy tonto y…
En ese momento de dudas, la puerta se abrió y salió la chica morena.
-Hombre, hola vecino. ¿Qué haces aquí?
-Pu… pues yo venía a… es que estaba estudiando y la música…
-Ay… perdona. ¡Vero! ¡Baja la música!
-Eh… bueno. Gracias…
-Oye cari, ¿me podrías hacer un favor?
-Supongo… -Contesté yo tontamente.
-Es que tengo que bajar al sótano a por unas cosas ...