1. Mi madre en Italia


    Fecha: 22/12/2021, Categorías: Voyerismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Roberto tenía veintidós años cuando ocurrió todo. Hasta ese verano de 2016, Roberto era un chico normal, muy estudioso y responsable, que se había criado con su madre y sus abuelos maternos. Su padre, al que detestaba, les había abandonado diez años antes para irse a Sudamérica y formar una nueva familia con su mujer argentina. Desde aquel momento, su madre, de nombre Virginia, decidió dedicarse en cuerpo y alma al cuidado de su hijo apoyándose en sus padres, que afortunadamente estuvieron siempre a su lado para apoyarla, a pesar de que su ya exmarido no les caía en gracia.
    
    Desde aquel momento Virginia apenas conoció a otros hombres. Tuvo alguna cita, sí, pero ningún hombre le parecía nunca lo suficientemente bueno para formar parte de su familia. Aún así, ella era siempre lo suficientemente cautelosa para que su hijo nunca se diese cuenta de que tenía una cita. En diez años no tuvo más de tres o cuatro relaciones sexuales, siempre en hoteles y con hombres con los que se había visto al menos tres veces. De un modo u otro, la cosa nunca cuajaba y ella terminaba evitando que surgiese una relación.
    
    Roberto decidió estudiar turismo. No era un estudiante brillante, pero sí era lo suficientemente inteligente para darse cuenta de que, sin un padre en la familia, necesitaría tener un buen trabajo para devolver a su madre todo el esfuerzo y el dinero que había invertido en él. Así que con mucho esfuerzo, sacrificio y tardes enteras de estudio, sacó la carrera adelante. Y ese ...
    ... verano de 2016, tan solo le faltaba terminar unas prácticas internacionales de cuatro meses para obtener el graduado. Y de entre todas las opciones, eligió Italia.
    
    Virginia trabajaba de supervisora de limpieza en un hotel de la ciudad y estaba convencida de que su hijo, algún día, tendría su propio hotel. Mientras tanto, trabajaba muy duro para poder darle lo que necesitase en caso de que no obtuviese ninguna beca.
    
    Debido al tipo de trabajo que tenía y a las horas que le dedicaba al mismo, tenía un cuerpo atlético y muy bien torneado. Sus pechos eran bastante grandes y destacaban sobre el uniforme suelto que le daban en el trabajo. Su vientre plano, su culo perfectamente curvado y sus piernas atléticas podían llegar a ser una perdición para cualquier hombre. Ella, sin embargo, ocultaba todo aquello bajo interminables prendas de ropa flojas, tallas grandes y poco sugerentes.
    
    Su rostro se mostraba siempre agotado de cara al público. Casi siempre tenía los labios algo resecos y los ojos vestidos de eternas ojeras y apagados por el esfuerzo. Aún así era una mujer hermosa a la que apenas le bastaría una sonrisa y una semana de vacaciones para aparentar muchos menos años de los 43 que tenía.
    
    Un dos de junio, Roberto se despidió de su madre en el aeropuerto y despegó rumbo a su primera aventura en el extranjero, deseando aprender todo lo posible y cargado de infinitas esperanzas.
    
    Lo pasó muy mal durante su primer mes. Acostumbrado a vivir con su madre y a tenerlo todo ...
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