Sexo en la P27
Fecha: 25/12/2021,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Orpherius, Fuente: CuentoRelatos
... queda colgando entre su lengua y mi polla. Lo recoge y se lo bebe. Yo sigo diciendo que no con la cabeza y creyendo en Cristo.
Se mete la cabeza roja en su boca y suelta un quejido. Se separa un poco y cuelgan nuevos hilos desde su boca hasta mi polla. Lo repite varias veces hasta que comienza a mamarme, haciendo ruiditos y soltando pequeños gemidos. Mi mano está en contacto con su cuello y su pelo, mientras la veo subir y bajar la cabeza contra mi miembro. Ahora soy yo el que levanta la cara hacia el techo del coche, con los ojos cerrados: «La madre que me parió», suelto para mí.
La acaricio con fuerza el cuello y la cabeza mientras me mama. Voy a reventar de un momento a otro. «Oye, oye, para, si sigues me voy a correr», le digo preocupado, mirando el interior del coche, que está impecable, temiendo manchar el asiento. «Tranquilo, no pasa nada», me dice. Entonces abre la guantera y coge una toallita de una caja abierta. La guarda en el puño, vuelve a agarrarme la polla con la otra mano y se la mete de nuevo en la boca.
Me dejo hacer, se me mueve la pelvis, se la ofrezco todo lo que puedo, hasta que no aguanto más y jadeo cuando siento que sale el primer chorro de semen, y luego el ...
... segundo, y el tercero... La tengo sujeta por la cabeza, contrayéndome, mientras ella se bebe mi semen. Jadeo con fuerza, me contraigo, resoplo, «me cago en la puta», me digo por dentro. Me recupero mientras ella me limpia algún resto de semen que queda en mi polla, seca la saliva del tronco, seca sus labios. Se retira a su asiento y yo me abrocho los pantalones. Respiramos, cogemos aliento.
Estoy conduciendo de vuelta a mi casa. Trato de asimilar lo que ha sucedido. No acabo de creérmelo, ha sido tremendo. En el aparcamiento, nos hemos despedido con las sonrisas en los labios. Nos hemos tocado y besado despacio después del zafarrancho. Estábamos a gusto, contentos, apenas hablábamos.
Mientras conduzco, llega un correo a mi móvil. Es ella, Solyluna. Cuando encuentro una salida al arcén, detengo el coche y abro el mensaje: «Ha sido una pasada. Me ha encantado». La sonrisa me llega a las orejas. Escribo: «Lo mismo te digo, ha sido increíble, y tú eres la pera. Me encantó ver tu cara de deseo, me pone muchísimo. Tengo tu perfume en mi ropa, y tu olor en los dedos, y no pienso quitármelo hasta dentro de un buen rato. Quiero verte de nuevo». Le doy a «enviar» y me incorporo al tráfico, feliz.