Mariela
Fecha: 26/12/2021,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Dark knight, Fuente: CuentoRelatos
... al marido una vez que le di el número de habitación al cantinero.
2.
Una vez que pedimos un servicio a la habitación, tequila, soda de toronja y hielos, así como un 12 de cervezas, subimos a mi habitación que se hallaba en el piso 8 del hotel. Era un bonito hotel con amplias habitaciones y pasillos alfombrados, ubicado en el Centro Hotelero de Santa Fe, ya en el Estado de México. Mi habitación tenía un balcón que daba hacia la calle principal de donde se escuchaba ya el jolgorio de la vida nocturna, risas, sonidos de claxon y una que otra mentada de madre.
Como una niña pequeña, Mariela fue directo al balcón asomándose para poder ver a los transeúntes 8 pisos debajo de ella. Al agacharse, sin darse cuenta, o tal vez dándose cabal cuenta de lo que hacía, nos dio un espectáculo a su esposo y a mi, de sus ricas piernas, terminando en su rica raja peludita cuyos labios apetitosos se apretaban golosamente en medio de sus piernas. Me acerqué a donde se hallaba para admirar el panorama también y aproveché para tomarla de la cintura, como si la protegiera de una eventual caída, aunque mi intención era más bien tocar ese cuerpo tan rico que se ofrecía ante nosotros. Ella siguió absorta mirando a la calle mientras apuntaba con su dedo, hacia la esquina donde iban caminando una pareja de homosexuales con una vestimenta extravagante.
Poco a poco, mi mano bajo por la parte de atrás de su falda, explorando su trasero firme hasta detenerse al final de ella, donde sentí el ...
... húmedo contacto de su rajita. Con mi dedo corazón empecé a rozar toda la extensión de esos labios vaginales abultados y sentí cómo su cuerpo se tensaba ligeramente sin abandonar la posición en la que se encontraba.
Lentamente la fui penetrando con mi dedo y empecé un rico mete-saca, mirando hacia la calle al igual que ella. Nadie que nos pudiera ver podría sospechar lo que hacía con ella a excepción, claro está de su esposo que nos contemplaba desde el interior de la habitación. Ella respondió moviendo sus nalgas hacia mí, tratando de sincronizar su movimiento con el mío al a vez que abría más sus piernas para facilitar mi movimiento. Cuando lo logró, de sus labios escapó un largo suspiro que hizo que mi verga se pusiera en estado de alerta, lista para la batalla. Así estuvimos un buen rato hasta que sus gemidos se hicieron mas intensos y sus movimientos mas frenéticos. Cuando sentí que estaba a punto de venirse, saqué mi mano, me hinqué ante ella y metí mi cabeza entre sus piernas abiertas para rozar su rajita abultada y mojada con mi lengua. Estaba abierta ante mi como una fresca almeja, destilando jugos que caían golosamente en mi boca abierta. Ella se inclinó aún mas y pude finalmente rozar sus labios vaginales con mis labios y mi lengua en un beso deliciosamente sexual. Me dediqué a lamer su clítoris con maestría y lograba escuchar sus gemidos a pesar de tener mi cabeza presa entre sus temblorosas piernas. Seguramente las personas que caminaban a un lado del hotel podrían ...