1. Sexo entre una zorra y un vicioso


    Fecha: 27/12/2021, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    Estaba de viaje de negocios en Vigo y fui a cenar a un restaurante que me habían recomendado. No estaba mal el sitio, aunque un poco triste, ya que solo había nueve personas más comiendo, cuatro en mesas de dos y una comía en solitario. Las mesas estaban separadas las unas de las otras guardando la distancia de seguridad. Era la primera vez que iba a un restaurante desde que empezara la pandemia y me dije a mi mismo que no iba a volver, pero ya que estaba allí y tenía que comer.
    
    Antes de sentarme enfrente de la mesa en que comía una mujer atractiva, una mujer... ¿Cómo os diría yo que era? Era como tú, sí, cómo tú que estás leyendo esto. Vi cómo me miraba de abajo arriba, me miraba y vio mis brillantes zapatos negros, mi traje gris, mi camisa blanca, mi corbata gris y después en mi cara se encontró con una mascarilla negra. Desde unos dos metros y sentándome a mi mesa, le dije:
    
    -Hola.
    
    Me respondió:
    
    -Hola.
    
    Al traerme la comida e irse el camarero quité la mascarilla. Vi cómo giraba la cabeza encima del plato, me miraba de nuevo y después seguía comiendo. Al ratito, después de haberte limpiado la boca con una servilleta me preguntó:
    
    -¿Eres de Vigo?
    
    Le respondí:
    
    -No, soy gallego, pero no de Vigo. ¿Y tú?
    
    -Yo soy de aquí y soy de allá.
    
    Cambié de tercio.
    
    -Dan bien de comer en este sitio.
    
    -Y no es caro.
    
    No le pregunté su nombre. Pensaba que si no me había dicho de donde era menos me ibas a decir cómo se llamaba, pero me lo dijo ella sin ...
    ... preguntárselo:
    
    -Mi nombre es Eva Fina. ¿Tú cómo te llamas?
    
    Era mejor que no me hubieras dicho nada. Aquel nombre olía a mentira.
    
    -El mío es Andelecio Quito.
    
    Se echó a reír. Tenías una risa preciosa. Luego me preguntó:
    
    -¿Qué quitas, Andelecio?
    
    -La Evax Fina y segura.
    
    Puso cara de pocos amigos, y me dijo:
    
    -¡Qué estamos comiendo, maleducado!
    
    -Pues sigue comiendo y deja de joder con la pelota.
    
    -Eso es de Serrat.
    
    -Pues ya sabes, niña, no jodas con la pelota.
    
    Tenía tablas. Sabía vacilar.
    
    -Uy que se me enfadó el señor trajeado.
    
    Me callé y se calló, pero cómo no hacía más que echarme miradas, le dije.
    
    -¡¿Qué?!
    
    Se quedó mirándome y respondió:
    
    -¿Qué de qué?
    
    Me mosqueé.
    
    -¡Ay qué carallo!
    
    -¿Qué le pasa a tu carallo?
    
    Me estaba quitando de mis casillas.
    
    -¡¿Estás por joderme?!
    
    -No eres mi tipo.
    
    Limpió la boca, bebió un trago de agua, y volvió a comer. Yo también le volví a entrar a mi comida. Una chica que estaba dos mesas más allá, le dijo a su pareja, un joven con cara de empollón:
    
    -Esos acaban follando.
    
    -¿Y nosotros?
    
    -Si te decides de una puta vez, también.
    
    Los dos oímos lo que hablaron, pero hicimos cómo que no lo oyéramos.
    
    Tomando el café el camarero me trajo la cuenta y le dije que me cobrara también la de la mujer atractiva, que aún estaba con el postre. Ella oyó lo de su cuenta y me dijo:
    
    -Gracias, no lo esperaba, después de las palabras que tuvimos...
    
    Le sonreí, y le dije:
    
    -Las palabras fueron lo ...
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