Mi amiga: Enamorada y deprimida
Fecha: 07/01/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sí sin piedad, diseñada para extraerte tus flujos y energías y hacerte mujer - Me susurró acariciándome con su dedo corazón en espirales que descendían por el canalillo, vientre... Al llegar a los leggins presionó y arrastro la yema del dedo sobre ellos, centrando el rumbo... hasta hundirlo. Cerró la mano y, así, mí sexo quedó atrapado.
- ¿Tú te tocabas así?
- Siiii - gemí al acusar el revoloteo de Kristy sobre mi botón de placer -. Me poníais tan cachonda.
- Sí, esa enorme y dura polla suya entraba y salía de mí abriéndome sin compasión - y mientras me chupeteaba el lóbulo de la oreja, aumentó la intensidad de sus dedos. Quise unirme al juego y corresponder a mi amiga. Tímidamente, entre pequeños gemidos y espasmos, tanteé el aire hasta alcanzar su entrepierna por encima de los vaqueros. Incluso así la noté caliente.
- Le pediste que no parara, incluso después correrte - la dije.
- Es como una droga lo que me hacía, no es fácil parar.
- Él también disfrutaba de ti, estaba colorado como un tomate y resoplaba. Podía verle la cara perfectamente estábamos frente a frente. Tanto es así que, en un momento dado me descubrió mirándoos mientras me tocaba - para facilitarme las cosas mi amiga se bajó los baqueros y yo deslice mi dedo por la humedad de su sexo, rozando ...
... labios y clítoris.
- ¿Él te vioooo? - gimió al contacto.
- Mientras follabais como animales él me miraba y me hacía gestos obscenos.
- ¿Paraste de tocarte? - y mientras me preguntaba resoplando entrecortadamente, mi amiga, dejó el exterior de los leggins, cercados ya por la humedad y soslayando mis bragas, hundió dos de sus dedos en mí.
- Nooooo, seguí. Me imaginaba que me follaba a mí. Loooo sientoooo.
Tumbadas en el sofá de nuestra habitación y tapadas por una manta, nos masturbamos la una a la otra en lo que sería la única experiencia lésbica de mi vida. Lo recordaré siempre, aparte de por esta circunstancia, que me haga correrme otra chica, también por la intensidad de ese orgasmo tan fantasioso. Sólo con imaginarnos a Robert Brown en acción nos poníamos a mil. Sin Embargo, no volvió a darse una circunstancia similar y después de un tiempo procuramos no hablar más de este asunto, aunque vinieron otros. ¡Ay los años locos de universidad! Aquella noche, nos quedamos dormidas medio desnudas tapadas por aquella manta sobre el sofá.
***
- ¿Qué pasa? - Pregunté a Kristy al despertar la mañana siguiente. Yo me desperezaba frotándome los ojos ¡Qué resaca! La noté alterada, estaba mirando su móvil con los ojos como platos.
- Es Bobby, quiere hacer las paces tía.