HASTA LA CIMA - QUINTA PARTE
Fecha: 20/01/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: maia24, Fuente: RelatosEróticos
... dejándome sentir su aspereza. La mirada de Massimo era de las pocas que no se avergonzaba por corresponder una mirada durante más tiempo del que resultaba cómodo. Más que mi cuerpo, parecía fascinado por las expresiones que llenaban y vaciaban mi rostro, todas a causa suya.
Me separó las piernas con un gesto tan brusco e inesperado que me hizo dar un respingo, y deslizó sus manos más allá de mis muslos hasta encontrar el borde de mis bragas. Tiró hacia él con suavidad, bajando mi ropa interior hasta que finalmente cayeron en silencio hasta mis tobillos. Con un movimiento imperceptible me liberé de la prenda dejándola caer por completo al suelo.
Massimo me estaba haciendo el amor con la mirada, pero no iba más allá. No metía sus dedos bajo mi vestido para encontrarme los pezones erectos, ni probaba la humedad en mi vagina. Me había quitado las bragas y se había molestado por no tocar más allá que la prenda. Me sorprendió la forma en la que Massimo no había necesitado ni siquiera besarme para tenerme a su merced, la intensidad de su mirada que te hacía querer decirle que sí a todo.
Escuché el cinturón de Massimo tintinear y sus dedos abrir la bragueta, el suspiro de satisfacción al dejar a su miembro fuera del agarre de la ropa interior. Quería mirar, pero sus ojos se habían prendado a los míos dejándome incapaz de mirar hacia otro lado. Acercó sus caderas hacia las mías conduciéndose por la abertura de mis piernas, juntando la punta de su nariz con la mía y ...
... descansando su frente sobre mi coronilla. Massimo se apoyó con una mano y con la otra, finalmente, tocó mi vagina con la punta de su pene. Massimo se alejó lo suficiente para mirarme y yo me retorcí de placer debajo de él.
Sacudió su miembro pausadamente sobre mi clítoris, un miembro erecto que se endureció más con el gesto. Mi vagina estaba húmeda e impregnó con su fluido el pene de Massimo, preparándolo para la penetración. Massimo se quedó un momento masturbándome de la misma forma hasta que en un movimiento inesperado se deslizó dentro de mí.
Mi vagina se estiró de una forma casi dolorosa acomodándose al tamaño de Massimo. No había visto su pene, pero desde luego que se trataba de uno grande. La textura de su piel dentro de mí generaba la fricción ideal para conseguir un orgasmo prematuro, lo presentía en la necesidad que se acrecentaba en mi vientre de una forma que no contaba con precedentes. Massimo retrocedió y embistió con la misma fuerza. Su miembro entraba tan bien dentro de mí que los gemidos no se hicieron esperar.
Massimo me cogió, primero lento y fuerte, haciéndome sentir cada uno de sus movimientos hasta el fondo donde no podía ir más allá. Lo estaba disfrutado, y el interior de mis muslos humedecidos estaban de acuerdo. El sonido de nuestra piel chocando, la respiración de Massimo y mis propios gemidos me estimularon lo suficiente para tener mi primer orgasmo. Solté un pequeño grito que se desfalleció más pronto de lo que había esperado, mientras mi cuerpo se ...