Van Gogh Alive: The Experience
Fecha: 24/01/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
—Esto es el timo del siglo, —me digo a mí misma en un tono apenas audible, mientras maldigo por lo bajo.
—Desde luego que sí, —me responde otro visitante situado a mi derecha.
Rondará los cuarenta. Me sobrepasa media cabeza. A pesar de la penumbra puedo ver que lleva una perilla a lo “Iron Man” que me resulta de lo más varonil. Tengo que fijar un poco más la mirada para cerciorarme de que no es Robert Downey junior.
Mientras tanto, en las pantallas se van sucediendo las imágenes de los cuadros de Van Gogh, y yo estoy deseando irme porque me siento estafada, pero intento no mostrar un talante de gamberra y procuro mantener la compostura ante las decenas de personas que contemplan el espectáculo embelesadas, pero también ante mi interlocutor.
—¿Sabías que la exposición era virtual?, —le pregunto por si es que he sido yo la única pardilla que ha comprado unas entradas para una exposición que no es lo que creía.
—Sí, lo que no sabía es que fuera tan mala. Me esperaba otra cosa, la verdad.
—Entonces estamos de acuerdo los dos en que “Van Gogh Alive - The Experience” es el timo de la estampita, —le digo, puesto que me parece más interesante la conversación que mantengo con Robert Downey que seguir prestando atención a los audiovisuales, y lo más importante, siendo algo que ya me sé de memoria. En cambio, la sabionda con gafas de culo de botella que está a mi izquierda nos reprende con una regañina, diciéndonos que no ha pagado la entrada para oírnos a ...
... nosotros. Ambos nos reímos por lo bajo y seguimos a lo nuestro, pero moderando el tono.
—Seguramente yo no leí la letra pequeña y pensé que iba a ver una exposición en vivo y en directo de sus pinturas. Llevo años queriendo ir a Ámsterdam a ver su obra. Sólo he visto algo de ella en el museo de Orsay en París, y cuando me enteré que venía a Madrid no dejé escapar la oportunidad, pero me encuentro con este despropósito.
—Yo sí que sabía que era un espectáculo virtual con algunas representaciones de sus cuadros, como por ejemplo “El dormitorio de Arlés”, pero tampoco es lo que esperaba, la verdad.
—Créeme que estoy tremendamente decepcionada, por no decir indignada. He hecho el viaje desde Valencia únicamente para ver este truño.
—¿Has venido sola?, —me pregunta.
—Sí. Mi marido no ha podido acompañarme porque tenía guardia en el hospital, y yo no he querido perdérmela, —respondo.
—¿Es médico?
—Sí, cirujano.
—Pues no debería dejar viajar sola a una mujer tan guapa, —me dice.
—Gracias por el cumplido, pero ya soy mayor para viajar sola, —le digo.
—Sí que lo eres sí, —me replica, mientras una fugaz mirada suya transita por un escote que no existe, dado el exceso de abrigo. Por cierto, me llamo Elsa.
—Roberto, —me dice, y yo me sonrío. Casualidades de la vida.
—¿Por qué te ríes?, —me pregunta, y yo le respondo que no tiene importancia. No quiero decirle aún que se parece a Robert Downey Junior, y mucho menos que se llama como él.
La mujer vuelve a ...