No lo pienses demasiado (Parte 7)
Fecha: 01/06/2018,
Categorías:
Anal
Autor: Ireneta, Fuente: CuentoRelatos
... claro que tampoco me había acostado antes con una mujer y aquí estamos. -Estaba nerviosa y Carla lo notó.
Carla: Tranquila verás que lo pasamos bien.
Carla se metió en la cama, se puso encima de mí, se metió debajo de las sábanas, besaba mi cuerpo y mordía mis pezones, colocó las piernas de forma que al mover nuestras caderas podíamos rozarnos el clítoris y a los pocos minutos las dos llegamos al orgasmo casi al mismo tiempo. Era el tercero de Carla. Mis caderas pedían más movimiento y Carla seguía con ganas de más, era increíble el aguante que tenía. Debajo de las sábanas hacía demasiado calor, así que las quité, me levanté y me puse el arnés que había quedado a un lado de la cama. Carla seguía súper excitada tumbada en la cama y recorría su propio cuerpo con las manos como si fuera el mío mientras me miraba. Me acerqué a ella, abrió la piernas y poco a poco la penetré con el consolador, soltó un gemido fuerte y me rodeó con sus piernas, al principio era movimientos muy torpes en los que ella no parecía disfrutar mucho y yo tenía miedo de poder hacerle daño.
Carla: Vamos mi niña, no lo pienses demasiado y déjate llevar. -Dijo esa frase y se mordió el labio.
Con esa frase me encendió totalmente, poco a poco empecé a cogerle el truco, ella me acompañaba con el movimiento de sus caderas y sus gemidos ahora me indicaban que sí lo estaba haciendo bien, se mordía el labio y recorría mi espalda con sus manos en cada penetración. Estaba disfrutando de ver su cara de ...
... placer y el roce del arnés estaba haciendo que yo casi llegara, pero quería aguantar para que ella lo hiciera primero.
Carla: No pares... ahora... por... favor... -Casi no podía hablar.
Mi movimientos eran cada vez más rápidos y rítmicos, a ella le encantaban y a mí me encantaba verla. De pronto la espalda de Carla se arqueó levantándose levemente, gimió con fuerza, mordió mi hombro y sus uñas se clavaron en mi espalda haciéndome un par de arañazos. Ese estallido de Carla, el roce del arnés y el dolor de sus uñas en mi espalda hicieron que yo también soltara un gemido tremendo acompañado de orgasmo increíble pocos segundos después de ella. Este ya era el cuarto de Carla y ya parecía estar algo cansada.
Me tumbé al lado de ella, sin quitarme el arnés con el consolador empapado.
Carla: Sin palabras...
Irene: Eres increíble rubia.
La veía cansada pero tras unos minutos de descanso, yo quería volver a repetir, me había flipado la sensación de tener el control con el arnés.
Irene: Crees que me aguantarás otro asalto?
Carla: Claro, cómo no.
Se incorporó y como si estuviera haciendo una felación, empezó a chupar el consolador, limpiando su flujo, mientras me miraba con esos ojitos. Eso me puso a mil.
Le pedí que se tumbara, le di la vuelta poniéndola boca abajo, empecé a besar su espalda hasta que llegue a su culo y lo mordí con rabia. Le ayude a incorporarse poniéndola a cuatro patas, puse mis manos en sus caderas y otra vez poco a poco la penetré con el ...