1. Beatriz y Carlos, casualidades.


    Fecha: 28/01/2022, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... salida pero si no es el caso, ya hay motivo más que suficiente como para que la invite a una cerveza, no me perdonaría no haberla acompañado si no se encuentra bien.
    
    -Sí, sí, ya me encuentro bien.
    
    -Para mí ya ha terminado el día, estoy de paso por Granada y no conozco a nadie, yo sí deseo tomar esa cerveza y se lo digo con todo el respeto, me encantaría invitarla a una copa.
    
    Me miró de forma intensa, penetrante. Transmitía una profunda dulzura y al mismo tiempo miedo, era recelo y turbación. Bajó la mirada al suelo, en sus pómulos se dibujó ternura y un extraño afecto.
    
    -De acuerdo, lo difícil será encontrar un sitio que no esté lleno pero lo buscaremos.
    
    Entramos en un bar de la calle Ganivet, tuvimos suerte de que en ese momento quedara libre una mesa, nos sentamos, pedimos, aunque las palabras apenas si fluían de nuestras bocas. Se tomó la cerveza de un solo trago, me quedé con la boca abierta.
    
    -Es que tenía mucha sed.
    
    -No hay problema, pedimos otra.
    
    -No, prefiero una copa de vino.
    
    -Como quieras. Por cierto, me llamo Carlos.
    
    -Encantada, Carlos.
    
    Fui a darle dos besos, con la mala suerte de que al acercarme tiré mi copa, revuelo, limpiar la mesa y mis pantalones que parecía que me había orinado encima, agobio y risas. Con todo eso olvidé preguntarle el suyo, más si cabe porque comenzamos una amena conversación, y conforme iba pasando la noche, las copas que se sucedían, mi admiración por aquella mujer crecía y crecía hasta límites ...
    ... insospechados.
    
    -La noche nos está empujando al final de nuestro encuentro, estaré durante toda la semana en Granada, me encantaría, volver a tomar alguna copa más contigo, no sé si podrás o querrás, toma una tarjeta, verás que no te he mentido, me llamo Carlos…. y trabajo para……, me he sentido tan a gusto contigo, hacía tanto tiempo que no tenía esta sensación tan agradable con nadie, ya lo necesitaba, no quiero que te molestes pero me has fascinado como persona.
    
    Ella me miraba de forma extraña, se puso seria, muy seria, su mirada aún era más penetrante, no digo que me diera miedo pero sí que no sabía en qué podría haberla molestado, si es que en algo había errado.
    
    -Carlos, en toda la noche no me has preguntado por mi nombre, ¿hay algún motivo para ello?
    
    -Llevas toda la razón del mundo, hemos comenzado a hablar y hablar y no sé qué ha pasado, la verdad, no he caído, no me he dado cuenta. La verdad es que la comunicación contigo ha sido tan fácil, me lo has hecho tan agradable que no he sentido la falta, disculpa, la verdad, no he pretendido ser descortés ni mucho menos molestarte. –Era ahora cuando quería percibir que me recordaba a alguien, pero ¿a quién?
    
    -No me has molestado, Carlos, todo lo contrario, el problema es que igual cuando te diga mi nombre, cuando te lo diga ya no quieras volver a hablar conmigo. ¿No me has reconocido? ¿Tan distinta me ves? Sé que no estoy guapa, que he envejecido, seguro que hasta pueda darte pena, pero quiero que sepas que sigo siendo la ...
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